En la línea solipsista del de (2017) o del de (2009), pero cada uno, claro, fiel a su estilo único e intransferible. Hay muy pocos directores capaces de hacerse cargo de un proyecto de presupuesto desorbitado y cargado de estrellas de primer nivel - parece un all-stars: , , , , , , , , , , etc- y tener la valentía de hacer con él una película tan tremendamente personal, ajena a cualquier moda imperante y que, con ello, siga resultando un espectáculo inabarcable de primer nivel. Porque esa era la sensación que me abrasaba mientras veía la película: el del espectáculo totémico que sólo puedes mirar con la boca abierta y los ojos en spinning continuo. Las imágenes que construye Villeneuve, son majestuosas en su ampulosidad, fascinantes en su diseño sci-fi y atronadoras en su sonido (sólo podía haber hecho algo así). Es tal el aparataje audiovisual que uno está con el botón de fascina
Leer crítica