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    Plan de escape
    Críticas
    2,5
    Regular
    Plan de escape

    Matrimonio de conveniencia

    por Gerard Casau

    Stallone. Schwarzenegger. Toda la maquinaria de 'Plan de escape' entra en funcionamiento a partir de estas dos palabras, confiando en que su suma sirva para poner la taquilla en ignición. Esta fórmula de juntar a dos astros cuyas carreras han evolucionado en paralelo y sin cruzarse, entablando una rivalidad no escrita, no es precisamente novedosa, pero parece seguir siendo reclamo suficiente para arrancar algún titular y despertar cierta expectación. Y, de algún modo, la película dirigida por el sueco Mikael Håfström confirma a Sylvester Stallone y a Arnold Schwarzenegger como el reverso rocoso de Robert de Niro y Al Pacino. El símil se ve reforzado por el hecho de que estas deidades de la interpretación tuvieron su propio crossover en la todavía reciente 'Asesinato justo', thriller que quedó muy por debajo del relumbrón que se le presuponía, revelando el bajo estado de forma en que se encontraban sus protagonistas.

    En ese sentido, Michael Mann fue mucho más astuto cuando, en 'Heat', diseñó un juego del gato y el ratón entre de Niro y Pacino, haciendo que ambos coincidieran en una única secuencia que adquiría el status de acontecimiento, recargada de una fuerza casi sexual. Una táctica reproducida por el propio Stallone en 'Los mercenarios', donde Schwarzenegger, Bruce Willis y él mismo se encontraban en una iglesia.

    Por el contrario, 'Plan de escape' coloca en vano a Sly y a Arnie en el mismo plano una y otra vez, sin que nada ocurra. La película sufre en todo momento el mal de llegar con un retraso de al menos veinte años y ver como el escenario del género de acción está ocupado por una nueva aristocracia que, en líneas generales, orbita en torno a la saga 'A todo gas'.

    Pese a todo, el filme puede disfrutarse como una curiosidad de acción diseñada a la vieja usanza, donde los protagonistas entablan una insospechada colaboración (con Stallone llevando la voz cantante, eso sí) para despachar por la vía más ruidosa posible la fuga de una cárcel clandestina y alegal. En el fondo del cuadro hallamos a buenos actores (James Caviezel, Vincent D'Onofrio, Sam Neill) convenientemente relegados a papeles de derribo, ensombrecidos por la monocorde socarronería de Stallone y Schwarzenegger. Dos estrellas crepusculares que, a estas alturas, se permiten incluso bromear sobre el hecho de que sus personajes en la ficción posean una inteligencia muy superior a la que sugiere su tronado aspecto físico

    Lo mejor: el diseño de la inexpugnable cárcel-mecano.

    Lo peor: la poca química que, en el fondo, proporciona el encuentro entre sus protagonistas.

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