Este muerto está muy vivo
por Clara Rodriguez
El planteamiento de la obra es bien sencillo: en un mundo post-apocalíptico donde conviven enfrentados humanos (presas) y zombies (cazadores) –hay un tipo de zombies más deshumanizados a modo de esqueletos rabiosos cercanos a los presentes en 'Soy leyenda'- nace una particular historia de amor –hay algo muy malsano en ella que la hace que sea más atractiva que ridícula- entre un no-muerto y la hija del general que dirige a la resistencia humana. Así, 'Memorias de un zombie adolescente' pasa por ser un largo monólogo de un personaje que, paradójicamente, es incapaz de hablar: R, el zombie protagonista y vehículo principal de la narración, cuyas reflexiones son lo mejor del film. A partir de ahí la película se convierte en algo parecido a un remake punk de 'Despertares', con los zombies tratando de recuperar su humanidad en un dislate de lo más llevadero, que hace que la parte más ñoña de la película –la historia de amor- casi quede en un segundo plano.
A favor: El despreocupado tono humorístico de la trama y su capacidad para saber reírse de sí misma.
En contra: Esa tendencia al subrayado romántico con el uso machacón de hits pop contemporáneos.