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    Autómata
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Autómata

    Inteligencia emocional

    por Quim Casas

    El tema de la conciencia de las máquinas en una sociedad futura, de la disputa entre la inteligencia artificial y la humana, es uno de los recurrentes en la ciencia ficción más humanista que beligerante. En el cine ha encontrado amplio hueco, de Blade Runner a A. I. Inteligencia artificial o Eva, pasando por El hombre bicentenario, Yo, robot y las leyes y protócolos de la robótica de Asimov.

    El segundo largometraje de Gabe Ibañez se suma a esta tendencia con otra historia en la que los robots fabricados por el ser humano acaban demostrando una mayor capacidad para la inteligencia emocional que aquellos que los han creado. El agente de seguros encarnado por Antonio Banderas, también productor del filme, asume las funciones de mediador entre unos y otros, aunque ahora, en la ciencia ficción del siglo XXI, todo resulta bastante más acre y descorazonador que en los tiempos languianos de la idealista Metrópolis.

    Autómata es una película de color sucio y terroso (tanto en interiores como en exteriores) acorde con la época que refleja, una sociedad futura en la que la Tierra corre peligro de total desertización. Hay algo en el filme de la estética de Dark City mezclando con algunos elementos tipológicos y éticos de Blade Runner: el personaje de Banderas tiene netas influencias del cazador de replicantes interpretado por Harrison Ford.

    La atmósfera es desoladora y el relato algo fatigoso, como por regla general acostumbran a serlo todas las películas de sustrato robótico. Combina bien elementos del cine de género, tanto en el diseño como en la visualización de los robots, francamente ingeniosos, con otros aspectos más enraizados con una perspectiva autoral, sobre todo en la tonalidad del relato, de arrastrada cadencia, y en el manejo de espacios y escenarios, tremendamente claustrofóbicos en sintonía con lo que Ibáñez logró con la isla canaria de Hierro en su cinta homónima.

    A favor: la mesurada estética pos-apocalíptica, su cadencia y la configuración de los androides.

    En contra: la reiteración de algunos aspectos ya presentes en otros filmes sobre esta temática.

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