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    Violeta se fue a los cielos
    Críticas
    2,5
    Regular
    Violeta se fue a los cielos

    Del violeta al rosa

    por Gonzalo de Pedro

    Hay que identificar el momento en que el sello Sundance se convirtió en una losa, en un peso muerto, en un estigma. Aunque siga impulsando las películas que triunfan allí, aunque sigue generando admiración y un eco excesivo en los medios de comunicación, hace mucho que Sudance se convirtió en una marca más en un mundo en el que cualquier cosa se construye como si fuera un producto: con su estilo reconocible, con la seguridad (falsa) que genera en quienes lo consumen, y con la tranquilidad de pertenencia a un club, el del cine independiente, en este caso. En relación a Iberoamérica, Sundance lleva años impulsando un cine que aparenta trabajar de forma crítica con la historia de la región, pero que en realidad construye un enorme 'Cuéntame' cinematográfico, una mirada endulzada y estetizante de los conflictos políticos, sociales y económicos para hacerlos accesibles a todos los públicos, cómodos y amables en fondo y forma. Un cine que bajo su apariencia de arte comprometido no hace sino desactivar cualquier forma de implicación política y riesgo artístico.

    'Violeta se fue a los cielos', del chileno Andrés Wood es un muy buen ejemplo de ese cine que impulsan e imponen Robert Redford y los actuales responsables del festival: un biopic sobre una figura emblemática de la canción popular chilena, icono contradictorio de las luchas feministas y políticas, y dueña de una vida tan exitosa en lo artístico como trágica y desgraciada en lo personal. De la misma manera que 'Diarios de motocicleta' convertía el viaje de Ernesto "Ché" Guevara en un tour turístico por la pobreza de la región filmado en un enorme travelling turístico capaz de evacuar cualquier responsabilidad, cualquier culpa, cualquier causa, 'Violeta se fue a los cielos' se fija en la parte más emocional de la biografía de la artista: es lo sentimental como nueva religión, la dictadura de lo emotivo, la tiranía de la lágrima y lo personal frente a lo colectivo. Fuera de foco, o al menos, suficientemente en segundo plano, suficientemente domesticados, quedan su compromiso político y sus contradicciones como figura de la liberación femenina en la región sometida sin embargo a los dictados de sus relaciones amorosas de fuerte dependencia.

    Es cierto que la película ensaya fórmulas narrativas que se escapan de la linealidad para trabajar de forma fragmentaria, pero esa descomposición (leve, siempre leve) no deja de ser una seña de identidad más de esa "marca Sundance", un cine basado en los consultores de guión internacionales que produce películas de apariencia local para un mercado globalizado.

    A favor: Rescatar la historia de una artista clave en la cultura chilena, y, por qué no, global.

    En contra: Convertir la vida de Violeta Parra en un biopic consumible y vendible.

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