Desgarradora historia sobre el turismo sexual femenino, sobre la búsqueda de un no-existir que cubra la gran soledad que refleja su protagonista, añoranza patética y triste de una vida nunca tenida, esperanza de esconder sentimientos dolorosos y horriblemente adheridos al alma, esclavitud disfrazada por supervivencia desesperada...; relato que muestra cruelmente una realidad dramática, la angustia y tristeza de comprar un fingido amor, la dureza de su obligada venta y el resultado inevitable de una mayor soledad y dolor, si cabe. Y, a pesar de todo lo dicho y de todas las perspectivas creadas, el formato de la película, su deambular en todas estas emociones y su reflejo en la gran pantalla no consiguen conectar ni enlazar con el espectador, permaneciendo éste a distancia -aburriéndose por momentos- y, tristemente, perdiéndose una necesaria pero no-encontrada afinidad con lo relatado que permitiera apreciar lo contado como se merece. Impresionante interpretación de Margarete Tiesel que no logra enmascarar la falta de acierto en la redacción y el buen hacer de Ulrich Seidi, director y responsable de la misma. Te gustaría llegar a apreciarla completamente, sentirla más vivamente aunque..., se queda por el camino.