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    Luces de París
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Luces de París

    Madame Bovary rural

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Isabelle Huppert encarnó hace 25 años a la mítica Madame Bovary en una película dirigida por Claude Chabrol (1991) y en Luces de París, de Marc Fitoussi, parece retomar si no al personaje al menos el arquetipo de la esposa soñadora, inconformista e infiel con el papel de Brigitte, una granjera en plena crisis de madurez que huye durante un fin de semana en busca de la fantasía romántica. Son esas luces de París a las que alude el título del filme y que funcionan como espejismo o hechizo en el que caerá el personaje de Huppert, aburrida del hastío de una vida rural monótona y de un marido, a pesar de generoso, encantado con la rutina.

    La pelirroja, que repite a las órdenes de Fitoussi tras Copacabana (2010), ofrece en Luces de París un perfil mucho más amable y enternecedor de lo habitual gracias a un personaje en el que se le nota muy cómoda. Cómica a la par que misteriosa, Huppert borda, como siempre, un personaje mucho más complejo de lo que parece, enigmático en su parca sencillez. Fitoussi, en este sentido, le regala situaciones interpretativas notables, como cuando flirtea con un chaval veinteañero al que ha seguido hasta París obnubilada tras cuatro piropos o como cuando regresa al hogar tras su aventura extramatrimonial. Son secuencias que marcan el tono de la película, las luces y las sombras de esa escapada de la protagonista, expuestas con la naturalidad precisa que exige la comedia romántica y que, por otra parte, hacía tiempo que no se veía en el género. Inocente y ligera, ojalá todos los affaires acabaran de manera tan suave y delicada como el que propone Fitoussi.

    A favor: Su apuesta vitalista.

    En contra: El cambio de actitud del marido hacia Brigitte es algo brusco. 

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