En 2008, Venganza resultó ser un sorprendente éxito de taquilla en todo el mundo, lo que supuso un hito para una película francesa, además de una de las cintas más taquilleras en la carrera de Liam Neeson. Así que la secuela no se hizo esperar y en 2012 se estrenó Venganza: Conexión Estambul, una película que no aportaba nada, era más de lo mismo y encima peor. Pero recaudó mucho más que su predecesora y Luc Besson, productor de la saga, anunció que habría una tercera entrega, afortunadamente, también ha dicho que se trata de la última.
[...] Esta vez les debió parecer demasiado secuestrar de nuevo a la hija del protagonista, que debe ser la persona más secuestrada de Estados Unidos, así que optaron por matar a la madre para que todo el odio del ex agente de la CIA vuelva a desatarse buscando venganza. El asesino lo organiza todo para que él parezca culpable (¡vaya!, esto sí que es original), así que además de encontrar al responsable debe esquivar a un astuto agente de policía (Forest Whitaker) que sospecha que no es el responsable, pero que aun así tiene que detenerle.
Incoherentes secuencias de acción, diálogos absurdos, giros rebuscados del guion, hasta Liam Neeson parece hastiado de tanto repetir lo mismo. Le vemos salir ileso de un coche en llamas, ¡dos veces!, hay muchos cadáveres tiroteados o degollados, pero muy poca sangre en pantalla, una secuencia de Forest Whitaker que recuerda mucho a Tommy Lee Jones en El fugitivo, Maggie Grace repitiendo su papel de niñita confundida (¿cuándo va a terminar la universidad?)… lo siento, me cuesta encontrar algo favorable que decir, quizá la presencia de Forest Whitaker.