Mi cuenta
    Money Monster
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Money Monster

    Un cine post-Lehman Brothers

    por Violeta Kovacsics

    Si el crack del 29 dejó un cine de la Gran Depresión, quizá no resulte descabellado pensar que existe un cine post-Lehman Brothers, que incluiría películas como Margin Call o La gran apuesta. O como Money Monster, el último filme de Jodie Foster, que cuenta con George Clooney en la piel del presentador de un sensacionalista programa de televisión sobre economía que ve cómo un hombre irrumpe en el plató para secuestrarle pistola en mano. Lo que el enrabietado chico quiere no es dinero, sino, sencillamente, comprender por qué perdió sus ahorros, mal aconsejado por el presentador y víctima de la codicia del dirigente de una gran compañía. Este detalle, el hecho de que el joven busque esencialmente una respuesta, da buena medida de lo que propone Money Monster: denunciar los mecanismos del sistema que nos ha conducido hasta la crisis. De aquí que, a lo largo de la película, se insista en uno de los paradigmas de los tiempos actuales, que el dinero ya no es algo tangible. De ahí, también, que esta necesidad de comprender por parte del secuestrador señale nuestra propia inopia: la economía nos condiciona sobremanera, pero no solemos conocer ni entender sus mecanismos.

    Foster abraza el discurso de Occupy Wall Street y se lanza hacia una doble batalla: contra el mundo de las finanzas y contra las maneras de unos medios de comunicación que priman el espectáculo por encima de la información. Es aquí cuando Money Monster persigue la sombra de Network (Un mundo implacable), la visionaria obra maestra de Sydney Lumet que retrataba a un presentador televisivo convertido en una suerte de sacerdote de la opinión que había renunciado a la ética con tal de conservar la audiencia. En un momento de Network, uno de los jefes de la cadena proclama que los tiempos han cambiado. Ya no existen los Estados Unidos, dice. Existen empresas, existe el dinero. “El mundo es un negocio”, afirma con convencimiento. En el fondo, está dibujando un cambio. Era el fin de una época, de la que Lumet se despedía con una mirada nostálgica, y el comienzo de otra, a la que Lumet recibía con un escepticismo sarcástico. El nuevo paradigma que definía Network no está extinto, pero ha mudado de piel. En el fondo, se trata del mismo cambio que señala Byung-Chul Han cuando escribe que la forma de producción del capitalismo actual está “dominado por formas de producción inmateriales e incorpóreas. No se producen objetos físicos, sino objetos no-físicos como informaciones o programas”.

    Este es el mundo que pretende retratar Foster, el del neoliberalismo, el de los intangibles. Lo bueno de Money Monster es que su trazo resulta tan grueso que todos los temas están expuestos a la vista, para que los tomemos y hagamos lo que queramos con ello. Lo malo es precisamente esta falta de sutileza: a la postre, Foster cae en las mismas maneras burdas de la televisión que pretende denunciar. Su película es panfletaria, por mucho que este sea un panfleto con el que queramos comulgar.

    A favor: pensar en lo que propone.

    En contra: cómo lo propone

    ¿Quieres leer más críticas?

    Comentarios

    Back to Top