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    Election: La noche de las bestias
    Críticas
    3,5
    Buena
    Election: La noche de las bestias

    Violencia, purga y lucha de clases

    por Israel Paredes

    Tras una breve trayectoria como guionista y debutar en la dirección con Staten Island, James DeMonaco comenzó en 2013 con The Purge. La noche de las bestias la, por ahora, trilogía The Purge bajo el amparo de Blumhouse; después vino Anarchy: La noche de las bestias en 2014 y, ahora, la que parece completar la saga…, Election: La noche de las bestias. En la primera DeMonaco se basaba en los esquemas de las home invasions con un planteamiento distópico de ciencia ficción en su argumento, la idea de unos Estados Unidos refundados y en los que ha desaparecido la violencia durante un año gracias a la llamada ‘purga’, desarrollada durante doce horas a lo largo de una noche en la que cualquier delito no tiene penalización alguna, y llevaba a cabo a su vez una mezcla de géneros de manera completamente desprejuiciada, buscando una ambigüedad moral en los personajes que dotaba a la propuesta de un mayor peso.

    En la segunda, en cambio, DeMonaco sacó la acción a la calle mirando muy de cerca al cine splatter de finales de los setenta y ochenta, pero con la suficiente personalidad para lograr que la idea que daba forma a la primera entrega perdiera la abstracción inicial, producto de los pocos personajes y el escenario en el que se desarrollaba, y alcanzar una mayor fuerza discursiva desde un punto de vista político y social. Lograba alejarse de la primera, seguir creando una cierta iconografía propia y desarrollar más la idea de crear un futuro próximo pero con la fisionomía de nuestro presente, con la suficiente carga especulativa alrededor de lo que supondría un cambio político de esa índole. En Election: La noche de las bestias, DeMonaco sigue de cerca lo planteado en la segunda, pero muestra un claro intento de ir más allá tanto en cuestiones visuales como argumentales, mostrando que incluso en su irregularidad, el director no se ha planteado la trilogía de manera estanca, sino que ha pretendido que cada película tenga su propia personalidad acorde con la narrado, aunque gire alrededor de una idea central. En esta ocasión, el discurso político se materializa de manera más clara, con una senadora, que sobrevivió a una purga durante la cual vio morir a toda su familia, quien se presenta a las elecciones con muchas posibilidades de ganar al actual presidente y perteneciente al partido dominante de los Nuevos Fundadores.

    Por supuesto, estos aprovecharán la purga para intentar eliminarla. Durante el arranque de la película, DeMonaco, con bastante correlación con nuestro presente, muestra como cada vez más las purgas sirven para eliminar a la población que no se quiere, para ganar dinero mediante los seguros, para recortar el gasto social… Un mundo distópico en su forma pero que, en su fondo, quizá no lo sea tanto. A la hora de construir las imágenes de Election: La noche de las bestias DeMonaco muestra la misma libertad y desinhibición que en la anterior entrega, potenciando en su narración el aspecto enloquecido de una noche en la que todo vale y en la que las vidas no tienen valor alguno. Por eso, el grupo humano que forma esta vez alrededor de la senadora y su jefe de seguridad, huyendo por la ciudad, a pesar de lo evidente–negros y un latino ayudando a dos blancos- aportan un sesgo de humanidad dentro del infierno, un contrasten tan poco sutil como efectivo. Si en la segunda entrega veíamos a una suerte de revividos Panteras Negras aniquilar a un grupo de blancos capitalistas que compran seres humanos para usarlos como caza, en esta ocasión la organización parece mayor, casi paramilitar. Hay algo de guerra civil interna. DeMonaco desarrolla, sin necesidad en ocasiones de usar a los mismos actores, ideas anteriores, siempre a través de un hiperrealismo visual dentro de un contexto de ciencia ficción, dando forma a una realidad alternativa pero muy relacionada, por desgracia quizá demasiado, con la actualidad.

    Como película de acción y de terror, Election: La noche de las bestias funciona con un mecanismo sencillo, no exento de golpe de efecto, que busca un avance dinámico y con algunos toques de humor negro que se agradecen. Del mismo modo que DeMonaco, aun tomándose muy en serio el material que maneja, no tiene problemas para mostrar algunos personajes o situaciones desde una mirada hiperbólica, exagerada, algo que enfatiza más si cabe los contornos irreales de la ficción. Otra cosa es que la actualidad más inmediata en Estados Unidos se relacione directamente con la propuesta de DeMonaco, mostrando una violencia soterrada en una parte de la sociedad en la que, el capitalismo salvaje, se impone. Porque, en el fondo, la por ahora trilogía de DeMonaco, no es sino una muestra de la lucha de clases.

    Lo mejor: Que consigue ser coherente con las dos anteriores pero ampliar las ideas y busca su personalidad. La desinhibición para mostrar su carácter pulp.

    Lo peor: Algunos actores y ciertos diálogos, y determinadas salidas de tono que aunque comprensibles desde cierta perspectiva, lastran el tono de la película.

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