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    Secuestro
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Secuestro

    La extraña que hay en ti

    por Marcos Gandía

    Detrás de este voluntarioso thriller que aspira a tocar (demasiadas) teclas se halla la figura de su guionista: Oriol Paulo. Repescar sus trabajos anteriores ya nos da una idea de la metodología que ha empleado y que vuelve a emplear aquí con dispares resultados, no solamente por algún problemilla de escritura, sino por el poco fuelle y empaque que la directora, Mar Targarona, le acaba dando al producto. Además de una prescindible tvmovie, Código 60, a Paulo le debemos dos éxitos de taquilla como Los ojos de Julia (dirigida por Guillem Morales) y El cuerpo, ya firmada por él mismo.

    Ambas películas no son de mi agrado, especialmente la segunda, un verdadero hito del ridículo dentro del género, pero sí que les reconozco a ambas su labor de documentación dentro del giallo italiano (basado en mucha literatura de intriga alemana, eso sí). Así, me divirtieron, dentro del desastre, las citas y las apropiaciones al cine de Dario Argento, como me hace gracia ver que Secuestro parece tomar como punto de partida la sordidez de un giallo policial como la superlativa ¿Qué habéis hecho con Solange? de Massimo Dallamano, así como el mal rollo que Lucio Fulci y Aldo lado daban a sus largometrajes cuando andaban víctimas infantiles de por medio. Lástima que todo se quede, como siempre, en eso: en la cita cinéfila. Nada hace avanzar el relato, ni sus supuestamente sorpresivos giros argumentales ni una especie de denuncia sociopolítica tan difuminada e inofensiva que no aporta capacidad de inquietar o de subvertir la narración. Posee dos problemas principales (lo de ciertos secundarios de derribo ya ni lo comento): una mediocridad visual y narrativa alarmante y una indefinición tonal culpa de querer abarcar mucho (el cine de liberales que se pasan al lado justiciero y bronsoniano de la vida; el fusilar el Rescate de Ron Howard con esa Macarena Gómez tan parecida a la Lili Taylor del film protagonizado por Bruce Willis…). Si a eso le sumamos un niño con el que jamás empatizas y una Blanca Portillo que confunde fruncir el ceño con intensidad interpretativa tenemos un trabajo que seguramente funcionará bien entre un público más familiarizado con cierta ficción actual televisiva de misterio, pero que se hunde en el mayor de los tedios posibles.

    A favor: el trabajado score del siempre eficaz Marc Vaíllo

    En contra: su acumulación de lugares comunes

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