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    Kiki, el amor se hace
    Críticas
    3,5
    Buena
    Kiki, el amor se hace

    Paco León on fire

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Ni tan normales ni tan raros: en materia de sexo hay tantas opciones como mentes dispuestas a dejarse llevar por sus fantasías y, aunque sea una cantinela que leemos una y otra vez en las páginas de autoayuda de revistas dominicales, no por ello debemos obviarla cuando la rutina se mete debajo de las sábanas. La monotonía precisamente se ha instalado en la vida de todos los personajes de Kiki, el amor se hace, el nuevo trabajo de Paco León tras la cámara tras la saga Carmina, hasta que cada uno de ellos descubre que en realidad lo de “hacer el amor normal” no va mucho con sus gustos: de la dacryfilia a la elifilia o la somnofilia, el catálogo de parafilias sexuales que se despliega en el tercer largometraje de León, es amplio y jugoso aunque al sevillano, todo sea dicho, le interesan esas rarezas para hablar de aquello que los protagonistas tienen en común, es decir: la inseguridad, los anhelos y las emociones.

    León no se ha alejado mucho, así pues, de los temas de la cinta original que recrea (The Little Death, de Josh Lawson) aunque sí se ha llevado a su terreno la historia, dotándola de mucha más sensualidad, profundidad y desparpajo. Para empezar, trasladar las cinco tramas al verano tórrido de Madrid es ya un acierto; como también lo es la simpática incorrección de sus líneas de diálogo y esa búsqueda por lograr la empatía del espectador con las parafilias de los personajes. A ese empaque le ayuda mucho un reparto entregadísimo (el cast femenino, formado por Candela Peña, Alexandra Jiménez, Belén Cuesta  Ana Katz, Natalia de Molina y Mari Paz Sayago, está espléndido) y una puesta en escena sencilla y diáfana, sostenida por la suave fotografía de Kiko de la Rica. No obstante, la versión colorista de León no se libra de los aspectos más peliagudos de la película en la que se basa, especialmente el giro dulce de la perturbadora historia protagonizada por Luis Bermejo y Sayago (que elude la cuestión del consentimiento de la pareja a la hora de poner en práctica ciertas fantasías sexuales y que es ciertamente escandalosa). Con todo, León en Kiki, el amor se hace logra su principal acometido, el de sacudirnos festivamente con una comedia romántica nada estándar, y deja para los anales cinematográficos patrios una entrañable secuencia cómica sobre sexo telefónico entre sordomudos, calcada eso sí de la original, que, como mínimo, levantará sonrisas entre el público, sean cuales sean sus preferencias sexuales. 

    A favor: La buena mano en la dirección de León y la entrega del reparto.

    En contra: La historia protagonizada por Luis Bermejo y Mari Paz Sayago.

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