Un brillante científico, Sebastian Caine, trabaja para el Servicio Secreto y acaba de desarrollar una fórmula para hacerse invisible. Tras haberla probado con éxito sobre sí mismo, descubre que no puede revertir el efecto. Sus colegas intentan encontrar una solución, pero Caine se obsesiona cada vez más con su nuevo poder y se convence poco a poco de que sus colegas quieren acabar con él. A partir de ese momento, Caine perderá la razón y se convertirá en una amenaza real para los que le rodean.
La Crítica de SensaCine
3,5
Buena
El hombre sin sombra
La maldad invisible
por Israel Paredes
Tras la controvertida Starship Troopers (Las brigadas del espacio), el director holandés dirigió su personal acercamiento, aunque a partir del guion de Andrew W. Marlowe, al mito del hombre invisible en El hombre sin sombra, la cual fue atacada fervientemente por la crítica aunque cosechó buenos tributos en taquilla, quizá de manera sorprendente. La cuestión es que, como suele ocurrir en el cine de Verhoven a menudo, una cierta tendencia hacia lo explícito, casi siempre siendo desagradable para la moral más aburguesada lo que se explicita, ocasiona que su cine sea un tanto tendente a la hiperbolización. Pero en el caso de El hombre sin sombra, lo que llamó la atención negativamente fue su abierta apuesta por un hombre que consigue volverse invisible y que, en vez de llevar a cabo actos buenos, prefiere violentar y violar directamente. Una apuesta arriesgada, pero quizá más cercana a la r