"Hereditary" es un sorprendente drama familiar convertido en una de las películas de terror sobrenatural más importantes de la década, opera prima del estadounidense Ari Aster. Annie Graham es una galerista y maquetista que vive con su esposo y sus dos hijos, que acaba de perder a su madre, supuestamente con problemas psicológicos. Contrariada por una serie de sentimientos como la decepción y rencor, deberá también lidear con el extraño comportamiento de su hija menor que dice ver fantasmas. Tras los interesantes cortos "The Strange Thing About The Johnsons" (2011) y "Munchausen" (2013), el talentoso guionista y director Ari Aster se embarcaría en su primer largometraje oficial, "Hereditary" (2018), un destacable film de terror sobrenatural y de cultos diabólicos que él mismo definiría más bien como un drama familiar que se convierte paulatinamente en una pesadilla demoníaca y que tiene innegables referencias e inspiraciones de clásicos de culto como "Rosemary's Baby" (1968) de Roman Polanski, "Don't Look Now" (1973) de Nicolas Roeg, y "The Wicker Man" (1973) de Robin Hardy, "Carrie" (1976) de Brian de Palma y "The Cook, The Thief, His Wife And Her Lover" (1989) de Peter Greenaway, entre otros títulos. El resultado sería una de las películas de terror más interesantes y mejor recibidas de la presenta década, junto a otros destacables films como "It Follows" (2014) de David Robert Mitchell, "The Witch" (2015) de Robert Eggers, "Get Out" (2017) de Jordan Peele y "A Quiet Place" (2018) de John Krasinski, un grupo de propuestas cinematográficas representantivas del llamado Post-Horror, corriente narrativa que aborda el terror a partir de una premisa dramática muchas veces cotidiana y realista para llevarlas al límite de la lógica y lo irreal, con un lenguaje esencialmente ambiguo y asociado también al thriller y el terror psicológico. En el caso puntual de "Hereditary" (2018), Aster explorará el drama más humano de una familia sumida por el trauma y el dolor.
Como toda película de horror o terror psicológico basada en cultos diabólicos que aspire a funcionar, "Hereditary" (2018) apostará sus mejores cartas a la exposición y desarrollo de un lenguaje simbólico narrativo y visual sólido, que a la postre es la clave para ofrecer una propuesta refrescante y perturbadora. Muchas de ellas sólo se quedan en el intento, sin embargo, Aster demuestra tener una gran habilidad para equilibrar fuerzas narrativas y construir la trama a partir de hechos y conflictos cotidianos que asaltan a la familia estadounidense promedio. Si bien será necesario tener una actitud de alerta para visionar y comprender la intrincada trama de la cinta, y en algunos casos quizás someterse a un segundo visionado, no cabe duda que el film está cargado de simbolismo desde el primer minuto, y no únicamente el que el espectador puede advertir de buenas a primeras, sino aquel en el subtexto, que dan cuenta de que este simbolismo ha sido estructurado de una forma bastante inteligente por su realizador. Otro elemento narrativo que se desprende del discurso del director, es el tratamiento de la aparentemente familia normal, cuya estructura parte de una suerte de cáncer interno que afecta no sólo a los padres sino, y más aun, a los hijos. Los conflictos afectivos internos de la familia, así, se remontan y conectan con el exterior, primero, en la figura de la abuela materna y su difícil relación con Annie y luego veremos que espeluznantemente mucho más allá; se prolongan a su vez a través de la relación siempre de la matriarca con sus nietos, especialmente con la nieta menor; para profundizarse tras la tragedia familiar que lleva a una implosiva crisis emocional que establece parámetros dramáticos insospechables y, ciertamente, perturbadores. La descomposición afectiva y emocional de la familia, en consecuencia, trascenderá todos los límites de lo esperable.
Finalmente, un elemento narrativo adicional que se puede desprender es la predominancia de la jerarquía matriarcal en todo tipo de relaciones humanas en el film. Comenzando por la figura omnipresente de Eller Taper Leigh, la madre de Annie y abuela de Peter y Charlie, la fortaleza de propia figura de Annie que se alza como la cabeza de la familia por sobre la de su esposo Steve, la enigmática y rebelde figura de Charlie, la hija menor de la familia e incluso la aparición de Joan, la conveniente mujer del grupo de ayuda que se convierte en amiga y consejera de Annie. Por el contrario, los personajes masculinos son dispersos, débiles y manipulables al antojo de los caracteres femeninos y son utilizados literalmente como instrumentos para intereses más oscuros. De hecho, y respecto a la subtrama del culto, Aster disfraza inteligente la exigencia de fortalecer la figura masculina en un mundo feminista, que en realidad termina beneficiándose de que sea de esa forma y no de otra. Lo que al final de cuentas Aster logra exponer en "Hereditary" (2018) es una verdadera tragedia griega, cocinada a fuego lento y con gran cantidad de pistas que siempre están a ahí, algunas que son bastante visibles y otras que requieren mayor atención. En un estilo que recuerda a dos clásicos de temática demoníaca como "The Wicker Man" (1973) de Robin Hardy y "The Omen" (1976) de Richard Donner, la trama diabólica y el culto en su entorno resultan interesante, pero sumará un tratamiento más ambiguo y siniestro gracias a la forma en que el director da importancia a todas las pistas entregadas. En otras palabras, mientras en otras películas el relato posibilita que el espectador ya esté bastante al tanto del trasfondo al momento de llegar al epílogo, en este caso Aster prácticamente desenreda la madeja de una sola vez y eso genera, evidentemente, un mayor impacto. La simbología de la tres cabezas femeninas decapitadas es sencillamente espeluznante.
La atmósfera de "Hereditary" (2018) empieza siendo sugerente, se convierte poco a poco en una experiencia incómoda y termina siendo definitivamente opresora y siniestra al final del túnel. Y para ello Aster hará uso de todo tipo de recursos como una fotografía sugerente y de tendencia a los grises, encuadres que se pasean entre lo real y lo surrealistas (la combinación de las maquetas con el set es realmente efectiva), el empleo de sonidos cacofónicos y una iluminación ah doc para denunciar el encuentro de dos planos existenciales o dimensiones en conflicto por imponerse por sobre la otra y la utilización de imágenes violentas y sórdidas (cómo olvidar lo de Charlie) así como el uso del fuego y la presencia de insectos como señal de podredumbre física y moral. La secuencia de la muerte de Charlie es impresionante, tanto por su simbolismo e impacto visual, como la estructuración secuencial. "Hereditary" (2018) comenzó a rodarse en febrero de 2017 en Utah. Los exteriores de la casa de la familia Graham y la casa del árbol fueron filmados en el condado de Summit, Utah, y las escenas de la escuela en el West High School y Utah State Fairpark. En tanto, todos los demás interiores se construyeron desde cero. Aster solicitó a sus técnicos habilitar una habitación en un escenario en donde las paredes se pudieran quitar para grabar escenas a una distancia mucho mayor de lo que permitiría una ubicación estándar, creando así la estética de la casa de muñecas. La banda sonora del film fue compuesta por músico indie Colin Stetson, en donde el multiinstrumentalista busca principal hacer que la partitura asimile dolor y terror a partes iguales. El tono narrativo oscuro detrás de este drama familiar, en concreto el culto secreto, aumenta las posibilidades del ex integrante de Arcade Fire para profundizar en el sugerente estilo musical que le caracteriza, destacando teclados, clarinetes y saxofones.
Las actuaciones son impecables, siendo otro de los grandes aciertos de la ópera prima de Aster. Toni Collette ("The Sixth Sense", 1998) se yergue como un verdadero monstruo para interpretar a Annie, mostrando una sorprendente variedad de registro a lo largo del film. No tiene dificultades para pasar de la imagen vulnerable a la de la fuerte mujer que decide enfrentar la espantosa realidad en fracción de segundos, haciendo también gala de un oscuro sentido del humor. El reconocido Gabriel Byrne ("The Usual Suspects", 1995), en tanto, en un papel más bien secundario, demuestra toda su experiencia para interpretar personajes ambiguos y titubeantes, siendo un excelente ejemplo de lo que es el "personaje bisagra", que sostiene el cambio discursivo en sus hombros. Alex Wolff ("My Friend Dahmer", 2017), baterista de The Naked Brothers Band, interpretó al inmanejable Peter Graham, hijo mayor de la familia, que se convertirá en un personaje principal a pesar de que en el inicio no pintaba para tal. De la misma forma, tenemos el gran debut de Milly Shapiro, ganadora del Tony Honor por su actuación en "Matilda, The Musical". Su especial fisonomía facial y gran habilidad interpretativa contribuye, sin duda, a un personaje ambiguo que provoca cierta incomodidad y sugiere bastante, desde el primer minuto. Ann Dowd ("Philadelphia", 1993) personificó a Joan, la nueva amiga y consejera de Annie.
En definitiva, sorprendente drama familiar convertido en una de las películas de terror sobrenatural más importantes de la década, con una historia atrapante, cruda y bastante bien contada, además de un simbolismo que intimida como pocas obras de terror en nuestros días. El film se convirtió en un gran éxito recaudando casi US$80 millones a partir de una inversión de US$10 millones, además de ser vitoreada por la crítica. Fue nominada a decenas de premios y ganó varias de ellas como mejor actriz (Collette) en los Chicago Film Critics Asociation Awards, los Detroit Film Critics Society Awards, Fangoria Chainsaw Awards y los Gotham Awards; mejor director, mejor actor de reparto (Wolff), mejor actriz de reparto (Shapiro), mejor guión (Aster), entre otros premios.
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