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    Sesión salvaje
    Críticas
    3,5
    Buena
    Sesión salvaje

    Spanish exploitation

    por Xavi Sánchez Pons

    La pasada edición del Festival de Sitges fue una de las más brillantes en materia de documentales sobre la historia del cine de género. Se vieron un par de obras maestras, los extraordinarios Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist (autopsia completísima del clásico estrenado en 1973) y Phil Tippett: Mad Dreams and Monsters (oda conmovedora a la vida y milagros del mago de los efectos visuales y a su crew de colaboradores); el interesantísimo Memory: The Origins of Alien que celebraba los cuarenta años de la película de Ridley Scott; y los festivos -y pensados para ver con libreta para tomar apuntes- Iron Fists and Kung Fu Kicks (la historia y la influencia en la cultura pop del cine de artes marciales de Hong Kong) y Blood & Flesh: The Reel Life & Ghastly Death of Al Adamson (relato alucinado, con giro final true crime, de uno de los héroes del exploitation yanqui).

    Esta lista de los documentales más destacados de Sitges 2019 tuvo un sleeper inesperado, el Sesión salvaje de Julio C. Sánchez y Paco Limón, aka la versión española del celebradísimo Not quite Hollywood: The wild, untold story of Ozploitation!, aquel recorrido lleno de chispa y nervio por el cine de género australiano más loco que abrió el melón para este tipo de productos adictivos y súper disfrutables para los amantes del cine bis -luego vinieron otros igual de fantásticos y necesarios como Machete Maidens Unleashed! y Electric Boogaloo: la loca historia de Cannon Films-.

    La principal virtud de Sesión salvaje, más allá, claro está, de su defensa beoda, entusiasta y sincera de las coproducciones de los sesenta y setenta, del fantaterror español de Paul Naschy, de los chorizo western, del cine quinqui de los ochenta, del talento indomable de Eloy de la Iglesia o de las películas de Pajares y Esteso, radica en que es igual de divertido, loco e irreverente que el cine que reivindica. Vamos, que serviría para completar una sesión doble ideal con cualquiera de los filmes que cita, una lista que incluye perlas tan diversas como Pánico en el transiberiano, Los bingueros, Condenados a vivir, La grieta, Navajeros, La trastienda o La noche de Walpurgis. Su ritmo endiablado y febril, el trabajo de montaje de Limón y de Nadia Martínez de Marañón es fabuloso, apoyado en unas entrevistas que son oro puro (las apariciones de Eugenio Martín, Simón Andreu, Esperanza RoyEmilio LinderAntonio Mayans son especialmente memorables por el desparpajo y la libertad que gastan, algo extensible a la mayoría de entrevistados) y en la contribución de figuras actuales como Álex de la IglesiaNacho VigalondoPaco Cabezas que ponen en contexto y admiten la importancia y la influencia de los autores y títulos que se reivindican en Sesión salvaje, convierten el documental de Julio C. Sánchez y Paco Limón en una fiesta-celebración del cine comercial añejo y de explotación patrio.

     

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