Toque el género que toque, las señas de identidad de Shyamalan siempre están ahí: Cine preciosista, de una sutileza y una belleza inusual, el uso del tono y el color, sus característicos desenfocados, siempre sacando lo mejor de cada actor y cada actriz... En este caso en una fábula pero ambientada en un barrio de
[email protected] cualquiera, donde cualquier persona cotidiana puede ser especial... Su trasfondo existencial tras las cortinas está ...
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