Pocos días después de mudarse a su nuevo hogar junto a su familia, Gabriela halla una misteriosa veta de un extraño mineral bajo el suelo de su despensa, que al tocarlo le permite ver fragmentos del futuro. En una de esas imágenes, Gabriela visualiza la muerte de su hija Emma. A partir de ese instante, su vida se centra, únicamente, en hallar una forma de cambiar el curso de los acontecimientos para poder salvar a su hija.