Opiniones The Defenders

Si bien The Defenders fue un espectáculo agradable en su mayor parte, tiene muchos tropiezos en el camino, especialmente teniendo en cuenta que los dos primeros episodios son bastante lentos. Se sentían como un prólogo sobreextendido que toma su tiempo para construir y expandir a los personajes después de sus propios shows individuales, pero se sentía como si estuviéramos caminando a paso de tortuga, pero cuando el episodio 3 rueda y los cuatro héroes comienzan a trabajar en equipo juntos, el programa lo encuentra de pies y se vuelve más emocionante y entretenido como resultado. Uno de los aspectos que este programa captó después del episodio 3 es la lenta formación de este equipo porque sabemos cuán dañados están estos héroes de sus propios espectáculos, por lo que aquí son reacios a ser héroes y formar parte de un equipo. Hay fricción entre ellos, pero aprenden a aceptar ayuda, y cuando el espectáculo termina, la amistad que se formó se sintió real.

La verdadera razón de que la amistad funcione es la química entre los cuatro principales protagonistas; una vez más, Charlie Cox clava a Matt Murdock / Daredevil, y el arco de la historia que le da aquí es más personal y sientes que hay mucho en juego para él esta vez. Krysten Ritter se roba el show por completo como Jessica Jones, capturando la vulnerabilidad y el ingenio sardónico a la perfección, mientras que Mike Colter transmite totalmente la actitud santurrona y boy scout de Luke Cage, además de que su relación con Jones se explora aún más y sigue siendo tan creíble como antes. En cuanto a Finn Jones como Iron Fist, mientras que inicialmente comenzó como el vacío de carisma mopey que estaba en su propio show, en el episodio 3 en adelante, Finn Jones recibe material más sustancioso para masticar, por lo que su rendimiento mejora y Iron Fist se convierte un personaje más interesante como resultado. El resto del elenco de apoyo también es fenomenal, con Scott Glenn siendo totalmente rudo como el indigno digno de confianza, Rosario Dawson sigue siendo impresionante como Claire Temple, y tanto Jessica Henwick como Simone Missick son excelentes adiciones como Colleen Wing y Misty Knight.

Acertada reunión de personajes del universo Marvel que Netflix está ofreciendo. Consigue estar a la altura de las mejores series del hilo argumental general, como Daredevil o Punisher, ofreciendo mucho más los personajes principales del resto de la trama que en su propia serie individual.

Tiene una narrativa más fuerte de lo que uno podría esperar, y 8 episodios es la duración perfecta para el show de superhéroes.

Los superhéroes en televisión están lejos de ser un nuevo concepto. El acampante Adam West "Batman" apareció por primera vez en la pantalla pequeña en la década de 1960. Lou Ferrigno rompió cosas como "The Incredible Hulk" en la década de 1970. Hoy en día, la red de CW se sustenta en una gran dieta de superhéroes de DC que incluyen "Arrow", "The Flash" y otros. Sin embargo, los superhéroes más singulares que han llegado a la pantalla pequeña han sido, sin duda, la serie de Netflix de Marvel. Una parte de la serie de televisión, una parte de la película de 13 horas, el total de 5 temporadas allanó el camino para una serie de equipos. El resultado es "The Defenders", que reúne a Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage y Iron Fist para una miniserie de 8 partes. Si bien la serie nunca está a la altura de los máximos de los personajes individuales, sigue siendo un gran paso por encima del resto de la televisión de superhéroes y, francamente, también una película de superhéroes.

Nadie pone en duda la importancia del papel que está jugando Netflix en esta nueva edad de oro de la televisión. Sus producciones “marca de la casa” cuentan en su haber con series tan consolidadas como House of Cards, Narcos, The Crown o Black Mirror, documentales episódicos tan necesarios como Making a Murderer o The Keepers, que han servido para presionar y poner en tela de juicio a la justicia norteamericana, y también series “populares”, esas que gustan a casi todo el mundo pero que no dejan mayor poso ni trascendencia, estas podrían verse como un mero entretenimiento o hit del verano: Stranger Things, Orange is the New Black, 13 season why, Master of none, Love, Glow e incluso The Defenders.

La edad de oro de las series de televisión

La nueva edad de oro de las series de televisión nos cegó un poquito a algunos crédulos que llegamos a pensar que estrenos como Los Soprano, The Wire, Mad Men, Breaking Bad o True Detective serían el modelo a seguir en un nuevo mundo de series mucho más exquisitas, alejadas del folletín de sobremesa y los paradigmas de antaño.

En muchos casos ha sucedido así aunque la mayoría de los nuevos éxitos se han apoyado en su fuerte base estética: Juego de Tronos se supera visualmente con cada nueva temporada pero siempre en detrimento de su guión. La ingeniosa dialéctica de sus protagonistas ha dado paso a las frases manidas, las escenas de amor cotidianas, los fallos de raccord que desafían la coherencia espacio temporal de sus viajes y esas batallas que—pese a su espectacularidad— carecen de la épica construida en temporadas anteriores.

Pero el progreso es siempre una carretera de doble sentido y también persiste una incansable apuesta por la innovación (vean el nuevo panorama de las series Indie, la moda de narrar historias sobre narcotraficantes o el nacimiento de la industria discográfica y cómo no mencionar toda la rienda suelta que se le ha dado a la creatividad videoartística de David Lynch en su última temporada de Twin Peaks).

En la mayoría de las series se ha innovado desde una estructura convencional (The Good wife es un ejemplo de cómo una serie, a priori moralista, se transforma gradualmente en todo lo opuesto para darnos un cruce perfecto entre lo que sería una Ally McBeal contemporánea con el cuidado al detalle que se ponían en los primeros episodios de Ley y Orden (Law and order).

Pero si algo podemos apuntalar con bastante claridad en estos tiempos convulsos es que todas las series de superhéroes realizadas hasta la fecha están resultando productos descafeinados que desvalorizan —cuando no pervierten— la crudeza y la sensibilidad que alternaban sus obras originales.

Hoy toca repasar este universo orquestado por un Netflix que es ambicioso en ideas pero muy pobre en algunos de sus resultados ya que: The Defenders ha resultado ser una telebasura (o una televisión para dummies) disfrazada de grandilocuencia.

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