El caso de Noelia Núñez no es único: Cómo cada vez son más los políticos que acaban en programas de televisión
María Garzón
María Garzón
-Redactora
Adicta a los programas de televisión, siempre está pendiente de los estrenos en la pequeña pantalla. Le encanta analizar las audiencias y saber qué pasó con rostros conocidos de los 90 y principios de los 2000.

No es ni la primera, ni será la última, en acabar su carrera política y tener pase directo a la televisión

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Hace dos semanas que la política española vivió un terremoto con el escándalo de Noelia Nuñez, diputada y vicesecretaria del PP. El pasado 21 de julio saltó la noticia: la joven promesa del partido falseo su currículum, algo que acabó tres días después con su dimisión y el abandono de su escaño en el Congreso. A pesar de que su carrera política terminó, a la madrileña se le abrió otra puerta: la de la televisión. Y es que, justo un día después de su abrupta salida, Nacho Abad anunció su fichaje como tertuliana de En boca de todos.

El fichaje de Noelia Nuñez por el programa de Cuatro causó un gran revuelo en gran parte de la sociedad española. ¿Una mala conducta en política tiene un hueco asegurado en televisión? Se preguntaron muchos espectadores. No sé la respuesta, pero lo que tengo claro es que el caso de la exdiputada del PP no es el único: cada vez son más los expolíticos que acaban siendo tertulianos de programas como Todo es mentira o El programa de Ana Rosa.

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Si hace unos años las puertas giratorias de los políticos estaban en las grandes empresas -que sigue existiendo-, ahora lo está en la pequeña pantalla. No hay cadena de televisión que se precie que no cuente con algún político, normalmente ya no están activos, entre sus colaboradores habituales de sus programas. Y da igual del partido que sea. Desde Cristina Cifuentes -quien, por cierto, dio un paso más allá al participar en MasterChef- a Irene Montero, pasando por el exministro Margallo o la actual diputada del PP Ana Vázquez.

El objetivo no es económico ya que estas colaboraciones no suelen superar los 150 euros de media, sino más bien ideológico. Difundir los ideales del partido en un debate político de cualquier programa de televisión llega a más espectadores que lo que se comenta en las tribunas del Congreso de los Diputados. Ya lo dijo Gabriel Rufián hace 5 años: "Creo positivo no renunciar a ningún espacio mediático", dejando entrever que un plató de televisión es mejor altavoz.

Y cuánto más polémico es el perfil, más asegurado tiene el político su puesto asegurado en un plató de televisión. Solo hay que ver como En boca de todos anunció el fichaje de Noelia Nuñez, "la diputada del PP que ha dimitido después de haber mentido en su currículum". Incluso aquellos que abandonan su formación política por desavenencias internas, por lo que se convierten en los versos sueltos que antes no podían ser, suelen llamar más la atención de la audiencia.

Está claro que Nuñez no es ni la primera, ni será la última, en acabar su carrera política y tener pase directo a la televisión. Eso sí, los programas deberán tener cuidado y no tener excesivos tertulianos procedentes de la política. Añadir un periodista o analista político a la mesa puede, supondrá que otro punto de vista en el debate necesario de cara al espectador y sin intereses partidistas.

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