Tu casa a juicio lleva 11 temporadas en emisión. Su éxito no es solo en la televisión canadiense, también arrasa en otras partes del mundo como nuestro país. Por ello, Hilary Farr y David Visentin se han convertido en dos de las personas más conocidas entre los espectadores. De hecho, han sido una de las parejas de presentadores que más ha durado en la pequeña pantalla. Sin embargo, la interiorista decidió abandonar el programa de HGTV después de 17 años para centrarse en otros proyectos.
Hilary Farr y David Visentin aterrizaron en la televisión canadiense en septiembre de 2008. Para ambos, Tu casa a juicio fue su primer proyecto televisivo: ella ejercía como empresaria y diseñadora mientras él era agente inmobiliario. Unos roles que continuaron realizando, pero ahora delante de las cámaras. Pero, ¿qué le llevo a la interiorista a realizar el casting del programa?
HGTV
Siendo una veinteañera, Farr se mudó a Los Ángeles para comenzar una carrera como actriz y tuvo pequeños papeles en The Rocky Horror Picture Show (1975), Ciudad en llamas (1979) o The Return (1980), entre otros. Todo ello lo compaginó con su faceta de interiorista, ya que adquirió y reformó varias propiedades en diferentes partes del mundo.
Su vida cambió por completo en 2008, y no solo porque comenzó en Tu casa a juicio. Tras más de 20 años de matrimonio con el productor de televisión Gordon Farr, con quien tuvo a su único hijo, la pareja se separó. Un divorcio que ella misma definió como "horrible" y por el que decidió volver a Toronto. Y ahí fue cuando hizo el casting del programa.
Farr usó su resentimiento y su ira hacia su exmarido durante el casting de Tu casa a juicio, según Notable Life. Y lo usó bien, ya que le dio un toque especial que gustó a los responsables. "El programa es una metáfora de todos nosotros. Habla de los desafíos del hogar y de reconstruir casas, carreras y familias", señaló al citado medio.
Gracias a uno de los momentos más horribles de su vida, Farr consiguió un trabajo que le dio a conocerse en todo el mundo. La interiorista consiguió lo que le gusta decir en qué consiste su trabajo: transformar las frustraciones y los sentimientos negativos en energía positiva.