La primera edición de Operación Triunfo marcó un antes y un después en la historia de la televisión española. También en la vida de los 16 jóvenes que entraron para cumplir su sueño de ser cantantes. Su paso por la Academia de OT fue un fenómeno de masas, un 'boom' social que muy pocos han experimentado. Y esto tiene su parte buena, pero también su lado malo.
En declaraciones a SensaCine, a través de una entrevista realizada por Research Frontier, Verónica Romero reconoce que lo mejor de haber sido concursante de la primera edición de OT fue "vivir toda esa inocencia e ilusión". "Todo era nuevo y mágico", reconoce la extriunfita, quien también señala "lo peor".
RTVE
"En un momento me perdí dentro del programa; no todo el tiempo, pero desde la tercera o cuarta gala hasta después de Navidad lo pasé mal. Nunca me gustó verme en televisión o en fotos, y eso me afectaba, aunque disfrutaba muchísimo los ensayos y las clases. Era muy feliz allí", afirma Verónica Romero.
La concursante de OT 1 necesitó "tiempo" para entender que "uno de mis propósitos de vida -porque no tenemos solo uno- ha sido llenar el corazón de la gente con algo entrañable: la música, la amistad, el cariño y el recuerdo que dejó Operación Triunfo".
24 años después, Verónica Romero sigue dedicándose a la música
El pasado 22 de octubre se cumplieron 24 años del estreno de Operación Triunfo 1 y, hoy en día, Verónica Romero sigue vincula al mundo de la música. La valenciana de 47 años siente "gratitud y ganas de seguir trabajando" cuando sube a un escenario y ve que la gente la "recuerda con tanto cariño".
Lo más bonito es haber encontrado un equilibrio: vivir mi trabajo como cantante y todo lo que conlleva, pero desde la persona, no desde el personaje
Verónica Romero está viviendo una etapa dulce, ya que ha encontrado el punto medio para vivir de la música cómo quiere. "A veces la industria te absorbe y puedes perderte un poco, pero ahora estoy viviendo esta etapa como quien realmente soy", reconoce la cantante, que califica su experiencia en OT como "preciosa". Aunque, eso sí, también tenía sus preocupaciones.
"Lo único que me daba miedo era cómo seguir adelante después de OT. Sentía que, al acabar, no tendría apoyo, y así fue: tuve que salir adelante sola. Con 23 años no tenía ni idea de cómo manejar todo esto, pero lo hice, sin experiencia ni referencias. Mi padre siempre me animaba mucho —fue él quien insistió en que me presentara al casting— y gracias a eso lo intenté. Ahora siento que tuve mi lugar, aunque en aquel momento no lo percibía, porque dentro no tenía apoyo moral, y eso fue muy duro", sentencia.