Peter Jackson está irremediablemente ligado a El señor de los anillos. Le guste al cineasta o no, siempre va a ser el director que hizo la mejor adaptación posible de la novela de J.R.R. Tolkien y esto conlleva que el resto de títulos de su filmografía queden un poco en la sombra. Por eso nunca es mal momento para reivindicar cintas como King Kong, un trabajo de Jackson que se nos olvida fácilmente y que es un buen ejemplo de cómo el cineasta tiene grandes habilidades para el espectáculo cinematográfico.
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Poco hay que decir acerca de la trama de King Kong. La cinta estrenada en 2005 revisita la película de 1933 dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack en la que un gorila gigante proveniente de una isla prehistórica es capturado y llevado a la civilización, con el desastre que ello conlleva.
Esta producción fue de las más personales de Jackson. El cineasta ha reconocido que él se dedica a esto por el King Kong de los años 30, que le enamoró cuando todavía era un niño: "Tenía 8 o 9 años. El impacto fue tal que decidí en el acto convertirme en director. Me dije a mí mismo: 'Quiero hacer películas, quiero poder hacer películas como King Kong", según recoge la web hermana de SensaCine, Allocine.
"Vi el Kong original en la televisión cuando tenía nueve años un viernes por la noche en Nueva Zelanda. Ese fin de semana, tomé un poco de plastilina e hice un brontosaurio y conseguí la cámara de cine casera super ocho de mis padres y comencé a intentar animar el dinosaurio de plastilina. Así que realmente fue un momento en el que solo quería hacer efectos especiales y hacer monstruos y criaturas", reveló en una entrevista con Dark Horizons.
Universal Pictures
Jackson empezó a trabajar en este proyecto de manera más seria en 1995, cuando Universal Pictures se lo propuso por primera vez. Tuvieron que esperar a que las dos primeras películas de El señor de los anillos se estrenaran para poder meterse de lleno en la historia del gorila y, cuando comenzó la producción, terminó convirtiéndose en una de las películas más caras jamás producidas.
Inicialmente fijado en 150 millones de dólares, el presupuesto finalmente alcanzó los 207 millones de dólares, de los cuales 32 están enteramente dedicados a la producción de efectos especiales. Por suerte, recaudó más de 550 millones de dólares en taquilla. También recibió el reconocimiento de la Academia, ya que se llevó tres Oscar: Mejores efectos visuales, Mejor mezcla de sonido y Mejor edición de sonido.
A pesar de su larga duración -llega a las 3 horas-, Jackson saca adelante un espectáculo de acción muy entretenido, manteniendo en todo momento el tono de homenaje a la cinta original. Los efectos visuales suponen uno de los grandes puntos a favor en la cinta, pero, por suerte, el director no se centra en eso y también construye personajes interesantes que están interpretados por actores de la talla de Naomi Watts, Jack Black, Adrien Brody, Andy Serkis, Jaime Bell y Kyle Chandler.
