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    La Gran Guerra, espías y hasta un Rasputín karateca. Visitamos el rodaje de 'The King's Man: La primera misión' en Turín

    La precuela de la saga cinematográfica de Matthew Vaughn basada en los cómics de Mark Millar está protagonizada por Ralph Fiennes y Harris Dickinson.

    La mañana del 28 de junio de 1914, tras haber sobrevivido a tres intentos de asesinato, el archiduque Francisco Fernando se dirigía al hospital de Sarajevo en pleno acto oficial cuando el nacionalista yugoslavo serbio-bosnio Gavrilo Princip aprovechó su oportunidad. El motor del vehículo en el que el aristócrata iba de pasajero se paró y Princip pasó, en dos disparos, a convertirse en el detonador de la I Guerra Mundial. El terrorista acabó con la vida del archiduque con una bala en la yugular. También con la de su mujer, la duquesa Sofía, embarazada de su cuarto hijo, que recibía un tiro en el abdomen. Fue detenido en el acto. Pero el mal ya estaba hecho. Veintitrés millones de personas lo desconocían, pero iban a perder la vida en el primer gran conflicto bélico. Este es uno de los momentos históricos que el director Matthew Vaughn (Crimen organizado, Stardust, X-Men: Primera generación) ha trasladado a la gran pantalla en su próxima película. Después de Kingsman: Servicio Secreto (2015) y su secuela Kingsman: El círculo de oro (2017), el realizador dirige la precuela The King’s Man: La primera misión, una nueva entrega que llevará a los fans de la saga al nacimiento de la organización de la que formarán parte en el futuro Harry Hart (Colin Firth) y Eggsy (Taron Egerton).

    A principios de año, en abril, SensaCine viajó a Turín, uno de los lugares en los que se ha rodado la cinta, para revelarte jugosas pistas sobre los orígenes de Kingsman. En esta ocasión, los protagonistas son Ralph Fiennes (El jardinero fiel) y Harris Dickinson (Maléfica: Maestra del mal). En concreto, acudimos a la ciudad italiana cuando la producción iba ya va por el día 67 de grabación de un total de 75 y cuando todo estaba preparado para convertir la capital del Piamonte en Sarajevo.

    “Soy bastante instintivo. Intento divertirme cuando hago películas y simplemente quería hacer algo distinto”, cuenta Vaughn sobre por qué ha decidido hacer uso de la historia en esta nueva entrega de la saga. “Cuando era niño, películas como Lawrence de Arabia (1962) llenaban la pantalla y eran épicas, pero no aburridas. Y pensaba en que quería devolver eso al género. Vi El hombre que pudo reinar (1975) y me encantó de pequeño. Y la volví a ver otra vez y pensé: ‘Quiero hacer El hombre que pudo ser Kingsman”. Esta idea circulaba por la cabeza del director desde hace tiempo. Sin embargo, pensaba que nunca conseguiría nada si la escribía. “Tuve esta idea: ‘Si la llamo Kingsman, puede que al público le interese y el estudio se sentirá un poco más seguro si lleva el título de una franquicia’. Era un gusanillo que tenía y que quería sacar adelante. Y eso fue todo”.

    Duques, guerreros y niñeras. El embrión de Kingsman

    Pese a la importancia que tendrá la historia en The King’s Man, con el mencionado atentado en Sarajevo o la Guerra Bóer, su corazón será la relación entre los personajes de Dickinson y Fiennes. El primero interpreta a Conrad, el marqués de Woodstock, a quien el propio actor describe como un “joven y valiente aristócrata”. El segundo se mete en la piel de su padre, el duque de Oxford. “Soy un aristócrata sin remordimientos”, indica Fiennes. “Soy pacifista y la audiencia entenderá en los cinco primeros minutos por qué. El contexto es la cercanía de la I Guerra Mundial. No creo que diga demasiado si cuento que la relación clave en la película es entre mi personaje y mi hijo, que quiere demostrar que es un hombre valiente”.

    El trato entre ambos se complica cuando Conrad, a medida que se acerca la Gran Guerra, se alista en el ejército. Y será cuando su progenitor tenga que dejar sus ideas pacifistas a un lado y crear el servicio secreto Kingsman. “Tengo un discurso que recuerda al de Colin Firth sobre lo que es Kingsman. Trata sobre proteger la paz y preservar la vida. Es una agencia independiente diseñada para ser libre de la burocracia del Gobierno”, añade Fiennes. Y en ella, en el germen de lo que será la organización que todos conocemos, es donde entran en escena los personajes de Gemma Arterton (Quantum of Solace) y Djimon Hounsou (Guardianes de la Galaxia).

    "Interpreto a Polly, la niñera de Conrad”, explica Arterton. “Es muy dura, no aguanta tonterías y es la persona más inteligente de la habitación”. Pero, por supuesto, las apariencias engañan y, como parece insinuar el tráiler, no es solo la cuidadora del marqués de Woodstock y la ama de llaves del duque de Oxford. “Ella también está muy involucrada en Kingsman y está muy entrenada en armas y en descifrar códigos”. Así pues, Polly ejerce como figura materna del personaje de Dickinson. “Al comienzo de película, nos enteramos de que su madre fue asesinada y su padre tiene una relación muy estrecha y protectora con él porque le prometió a su mujer que nunca dejaría que le pasara nada […] Mi personaje es más realista con él. Le insta a estar vivo. Es como una figura maternal pero más amiga. Pueden hablar de lo que sea y ella es muy sincera con él. Conrad y Polly están muy unidos”.

    Hounsou, por su parte, interpreta a Shola. “Es alguien que ha peleado con los franceses en la guerra”. La también estrella de Gladiator nos descubre que su personaje conoce por primera vez al duque de Oxford en África y que es así como se convierte en protector de Conrad cuando fallece la madre del joven. “Es muy regio. Tiene mucha integridad”, precisa Hounsou sobre la personalidad de Shola. “Es la mano derecha de Oxford”.

    Rasputín, danzas mortales y los tres emperadores

    Diferentes personajes históricos se pasearán por esta La primera misión y, sin duda, uno de los que más morbo despierta es Rasputín. “Siempre ha sido un personaje que ha generado gran interés”, apunta Rhys Ifans (The Amazing Spider-Man) sobre el místico ruso. “Conocemos poco de su trayectoria anterior a su vida con los zares o su infancia. Por las huellas que ha dejado su figura en la cultura popular, es comparable, por ejemplo, a la de Charles Manson”.

    “Realmente, no sé la influencia real que tuvo este tipo en los mecanismos políticos rusos", continúa, “pero sí que tenía muchos beneficios por parte de la corte […] Otra cosa interesante es que no era un sacerdote, no estaba registrado como tal en la Iglesia y era un hombre de fe. Es un personaje que tiene una historia alucinante… Tiene el pene embalsamado incluso. Y es enorme. Pero, lamentablemente, este es un aspecto suyo que yo no he podido conseguir en el gimnasio cuando me preparaba para interpretarle”, bromea.

    Uno de los aspectos más curiosos del Rasputín que han creado Vaughn y su equipo ha sido la forma que tiene de pelear. “Queríamos encontrar un lenguaje para definir un estilo de lucha muy personal”, comienza Ifans. “La idea que se le ocurrió a Vaughn fue que Rasputín era un excelente bailarín de danza georgiana o cosaca. Entonces, durante un período de muchos meses, Matthew y el extraordinario equipo de especialistas que había reunido inventaron un arte marcial que es una amalgama de muchas artes marciales familiares: judo, ju-jitsu, karate y danza rusa. Lo consiguieron. Lo conseguimos. Es algo muy vistoso. Rasputín ataca a sus oponentes en una sensación de vértigo musical; él gira y baila con ellos y de repente, de ese baile, sale algo muy siniestro. Después de ello, viene un golpe asesino. Es un tipo muy cruel. La idea era que toda persona a la que Rasputín asesina parece que muera en mitad de un baile [...] Muchos de los que mueren en este proceso lo hacen con una sonrisa en la cara”.

    Lo cierto es que el Monje Loco, que gozó de gran influencia en la dinastía Románov, es misterioso y peculiar a partes iguales. ¿Sabías que lo intentaron matar en varias ocasiones con funesto resultado? “Hay muchos relatos acerca de su asesinato que son más increíbles incluso que su propia vida”, prosigue Ifans. “Fue envenenado durante una cena y seguía vivo. Después fue disparado varias veces y seguía vivo. Para acabar con él se le encadenó y se le tiró a un río helado. Después de todo eso no me imagino cómo una persona puede sobrevivir. Pero no se sabe cómo el tipo no moría. Era todo un superviviente”.

    Hablar de Rasputín es hacerlo también de la familia real rusa. Fue la zarina Alejandra quien mantuvo una estrecha relación con el místico y su marido, Nicolas II, tuvo que tolerar su presencia en la corte. Tom Hollander (Una cuestión de tiempo) es quien se mete en la piel del líder ruso. Pero también en la de otros dos emperadores: Jorge V de Reino Unido y Guillermo II de Alemania. “Los tres emperadores eran primos y es un buen chiste que todos sean la misma persona”, argumenta el actor, que acude a la entrevista en el set caracterizado como Nicolás. “Dos de ellos, Jorge y Nicolás, se parecían mucho. […] Parecían gemelos. Es el káiser el que tiene un aspecto diferente y un poco el hermano mayor matón en esta versión”.

    Una pequeña Rusia en Italia, cientos de vestuarios y atención al detalle

    “Quiero que los niños vean que cuando los locos conducen el mundo las cosas se pueden descontrolar muy muy rápido”, subraya Vaughn para poner en palabras por qué decidió comenzar esta empresa. “Vivimos en un clima político que es muy parecido al de los años previos a la I Guerra Mundial, cuando nadie pensaba que podría haber una guerra. Y después hubo una guerra y nadie entendió por qué”. Recrear ese periodo de tiempo conlleva un gran despliegue de medios y la ropa y las localizaciones han sido piezas clave para conseguirlo.

    Michele Clapton, que ha engalanado a la reina Isabel II de Inglaterra en The Crown y a la familia Stark en Juego de Tronos, es también la diseñadora de vestuario de The King’s Man. “Hay jornadas de trabajo realmente duras. Para preparar 400 vestuarios necesitas un equipo de 20 ó 25 personas y tienes que empezar a trabajar a las cuatro de la mañana”. La ayuda, por tanto, siempre es bien recibida. “Por suerte, mi diseñador adjunto es historiador y tiene muchos conocimientos militares”. Clapton ha diseñado tantos trajes para este proyecto que ha perdido la cuenta del número. “Ni idea”, responde cuando se le pregunta por una cifra cerrada. “Empecé a trabajar hace ocho meses -en el momento de la visita al set-, aunque en ese momento me dediqué más a investigar. No había trabajado con Matthew con anterioridad, así que también necesité un poco de tiempo para procesar su trabajo y conocer un poco más a fondo sus gustos”. Fue cuando averiguó que para él todo lo que entra en escena es importante. “Hemos tenido que hacer un trabajo muy particular en esta película porque a Matthew le gusta cerrar cada detalle”.

    A diferencia de Clapton, el diseñador de producción Darren Gilford (Star Wars: El despertar de la Fuerza) ya sabía a lo que atenerse cuando Vaughn le reclutó para trabajar de nuevo con él tras El círculo de oro. “Me llamó la primera vez y conectamos muy bien, así que he vuelto en esta segunda. Siempre había hablado de hacer una película de guerra, así que fue genial tener esta oportunidad [...] Este episodio está definido por la historia. Hay ciertos momentos en que sí se respeta. En ellos teníamos que ser precisos […] Pero hay otros momentos que permiten una mayor creatividad. Mi trabajo consiste en hacer que la película dé esa sensación de autenticidad pero que nos permita jugar”.

    En Turín, Clapton y Gilford han transformado el Palazzo Reale en el Palacio del Zar. Entre las habitaciones por las que paseamos en nuestra visita se encuentran el Salón de Baile, el Cuarto de Guerra y el comedor. Y ha sido justo en esta improvisada residencia oficial de los zares donde se ha rodado una cena de 70 personas con los personajes protagonistas. Con todo lo que conlleva en caracterización, decoración, etc. “Matthew puede ser un coñazo con los detalles”, bromea Hounsou. “También en términos de historia”. Pero todo es porque, esta vez según Fiennes, sabe la historia que quiere contar. “Así que está muy al mando de lo que imagina”. Y aún así, para sorpresa de Hollander, parece que ha habido espacio para la improvisación. “Esto es un mundo de Matthew Vaughn, así que esperaba que fuera más controlador de lo que es. Es muy colaborativo y deja que los actores interpreten su papel y está abierto a nuevas ideas y pequeños cambios en el guion. Parece estar viendo la película en su cabeza. Sabe lo que quiere y cómo va la historia”.

    The King’s Man, por ahora, no cuenta con fecha de estreno oficial en España, pero se espera que llegue a nuestras salas de cine en algún momento de 2020. Además, esta precuela no será la última entrega del mundo de espionaje nacido de los cómics de Mark Millar y llevado a la gran pantalla por Vaughn. Todavía queda una tercera película, Kingsman 3, que cerrará la trilogía protagonizada por Eggsy y Harry, Su libreto, según ha adelantado Egerton, está ya terminado y todo. Y luego se ha hablado de una serie de ocho horas sobre los Kingsman y de una película sobre los Statesman, sus homólogos estadounidenses. Lo mires por donde lo mires, el futuro de estos agentes con impolutos trajes y modales exquisitos es más que brillante. Y, ojo, porque su director avisa: “The King’s Man es la fundación del presente de [la agencia] Kingsman… Con suerte, la película funcionará lo suficientemente bien como para que podamos dar un paseo por la historia, por todas estas décadas, y enseñar cómo ha cambiado el espionaje. Y ser más serios sin que ello suponga aburrimiento”. Y, por si lo habías dudado, habrá homenajes. Sin duda. “Habrá momentos en los que hagamos un guiño. Constatamos que somos Kingsman, pero no intentamos ser Kingsman, si es que eso tiene algún sentido”.

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