En 1943, una red de personas se jugaron la vida para salvar a refugiados del nazismo: "Tuve muy en cuenta lo que está pasando en el presente al construir la película"
Sara Heredia
-Redactora jefe SensaCine
Cargada con una mente abierta y mucha curiosidad, explora cualquier documental, película, serie y miniserie que empiece a hacer ruido.

Se estrena en cines 'Frontera', "una película que llama a la acción", como dice su protagonista, Miki Esparbé. Judith Colell dirige la cinta que se estrena el 12 de diciembre

Un pequeño pueblo español que linda con Francia se enfrenta día a día a la llegada de refugiados que huyen de la pobreza que ha dejado el nazismo. Frontera, la nueva película de Judith Colell, se ambienta en el año 1943, cuando Franco acababa de llegar a España y el resto de Europa luchaba contra la represión nazi, pero podría haberse basado en el conflicto entre Israel y Palestina, la guerra en Ucrania o en otras tantas situaciones similares que ocurren diariamente en lugares lejos de nuestro país.

Colell deja muy claro, ya desde la película, que hay muchas otras fronteras además de la que protagoniza su película. "Tuve muy en cuenta lo que está pasando en el presente al construir la película", asegura en una entrevista con SensaCine. El enfoque de la directora es desde las historias humanas. Precisamente su filmografía se compone de películas muy íntimas y esta Frontera, con escenas de acción y suspense, no parecía encajar mucho en su carrera, pero lo hace porque cuenta la vida de unos vecinos que decidieron no mirar para otro lado.

"Una amiga me ha dicho que se nota mucho mi estilo en la película, en los primeros planos… Me he dado cuenta de que hay más de mí en Frontera de lo que pensaba", señala la directora cuando hablamos de este cambio de rumbo, "Frontera está hecha de varias historias reales de personas que se atrevieron a ir contra el régimen y ayudar a los que huían".

La película -protagonizada por Miki Esparbé, María Rodríguez Soto, Asier Etxeandía, Bruna Cusí y Jordi Sánchez- se centra en Manel Grau, un funcionario que trabaja en la aduana de un pueblo fronterizo en Los Pirineos. Él es uno de los testigos que ve cómo los refugiados huyen de la represión nazi en busca de un futuro mejor y, aunque tiene órdenes de no dejarles pasar, se junta con Juliana, una vecina del pueblo, y Jerôme, un pasador francés, para ayudarles.

En realidad Manel tiene mucho que perder porque viene de un pasado republicano y su decisión despierta viejos fantasmas del pasado junto a su mujer, Mercé.

Miki Esparbé dice que es una película que llama a la acción. Hay mucha gente que mira para otro lado o que no hace nada. La película es una manera de recordar a esas personas que arriesgaron su propia vida para ayudar a los demás

La cinta no cuenta la historia real de un Manel Grau, pero sí es un conjunto de historias que sucedieron de verdad, protagonizadas por personas que decidieron actuar. "No hubo un Manel Grau, pero esta historia nace de un aduanista que existió en la vida real", explica. Manel tenía que nacer de una gran aflicción y así fue como se lo transmitió a Esparbé. "Es un personaje que ha perdido mucho por la guerra que acaba de vivir y está sumido en una tristeza profunda porque se ha dado cuenta de que debe vivir en un país que no es el que quiere. Le dije que se fijara mucho en Fernando Fernán Gómez de El espíritu de la colmena para adquirir esa tristeza que necesitaba el personaje", asegura Colell.

Mientras Manel representa el pesar por esa España que perdió la guerra, Juliana (Cusí) es todo lo contrario. "Es un personaje que nunca se rinde" y que abandera la causa, representando un poco también a todas esas mujeres que se lanzaron a ayudar a quien más lo necesitaba.

"A mí me sorprendió muchísimo descubrir la cantidad de gente que cruzaba las montañas huyendo del nazismo para poder huir a Portugal y allí coger un barco que les llevara a Estados Unidos. Se la jugaban para llegar a un país, a priori, cercano a Hitler, y cruzaban las montañas con lo poco que les quedaba", cuenta la cineasta, que se sumergió en la historia para dar con estas increíbles crónicas.

En esta historia, al igual que en la vida real, los personajes no son blancos o negros, se quedan en el gris, lo que en narración significa que no hay ni buenos ni malos. "Una amiga cercana de Francisco Franco y Carmen Polo acogía a judíos que huían del nazismo -porque aunque era franquista odiaba a los nazis- y les vestía de monjas y de curas. Les pedía guardar voto de silencio", señala Colell como una de las cosas que más le han sorprendido en su búsqueda y añade que se quedó asombrada al descubrir que "la gente hacía fortunas robando a las personas que huían a través de las montañas, se aprovechaban de su vulnerabilidad".

Frontera también sirve como lección de historia en un momento en que algunos parecen haber olvidado de donde venimos. "Hay chicos que dicen que se vivía mejor con Franco, pero es porque han olvidado cómo era", cuenta Colell, "Es importantísimo el cine y las series que nos recuerdan lo que vivimos hace años y que quizás se ha olvidado. Fuimos un país donde la gente emigraba para buscar trabajo y una vida mejor y ahora hay gente que llega a nuestro país huyendo de la pobreza, de la crueldad, del dolor… de las guerras. Es importante recordar de donde venimos".

Frontera llega a los cines el viernes 12 de diciembre.

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