Hacer su película más personal llevó a Alejandro G. Iñárritu más tiempo y más retos de los que esperaba. "Llevo cinco años trabajando en esta película. Fueron tres años y medio, casi cuatro, de guion", cuenta el director a SensaCine durante el pasado Festival de San Sebastián. Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades no era una tarea fácil. "Son 32 secuencias que contienen cosas que me parecían importantes compartir de lo que mejor que sé hablar, que es de lo que me ha pasado o que he experimentado como inmigrante, como padre, como hijo". Para que el filme, que se presentó en el Festival de Venecia, sea una realidad, el cineasta tuvo que enfrentarse a que la película se cayera dos veces a lo largo de dos años por el coronavirus y a llevar a cabo una preparación como nunca antes había hecho. "Ni en El renacido había hecho esta preparación".
Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades llega el 4 de noviembre a las salas de cine y más tarde, el 16 de diciembre, estará disponible en Netflix. La historia tiene como protagonista a Silverio Gama, un reconocido documentalista mexicano que regresa a su país tras haber pasado más de una década fuera. Allí se reencuentra con sus familiares, amigos y una serie de recuerdos de su pasado.
Iñárritu, ganador de cuatro premios Oscar, describe su nuevo trabajo como una autobiografía emocional que nace de un impulso y una necesidad que tiene que ver con la muerte y su experiencia como inmigrante. "El subconsciente tiene un papel importante, pero nace de recorrer 25 años fuera de mi país y llegar a una edad donde te empiezas a cuestionar que lo que traes por delante es mucho más corto de lo que has recorrido y empiezas a pensar en la muerte", explica. Iñárritu ha querido poner las cosas en orden de cara a lo que llama "esa última migración que es la que nos toca a todos de forma inevitable" y el resultado ha sido esta película.
Como señala:
Ese conjunto de emociones, de la memoria personal, de la memoria colectiva de mi país, traté de abordarlas desde el flujo de conciencia y desde un álter ego. Eso es lo que traté de hacer. Esto, más bien, es también una autoficción. Por eso el título. Pero nace de esa necesidad de poder entenderme a mí también
Pese a que Iñárritu ha intentando encontrar una forma de comprender todo por lo que ha pasado en las últimas décadas con este proyecto, el cineasta afirma que no ha sacado nada en claro. "No hay respuestas. La vida es una serie de eventos sin sentido que nuestra mente trata de hilvanar y darles una narrativa y darles un encuentro… La memoria, en realidad, no tiene verdad, solamente convicción emocional".
Netflix
Meterse de lleno en la memoria conlleva también unos miedos, pero Iñárritu cuenta con el humor como solución:
Abrir la bodega de los recuerdos es delicado. La nostalgia y su trampa también. El humor, creo, es el remedio. Siempre estamos navegando en la vida entre lo sublime y lo ridículo, entre lo trascendente y lo estúpido. De pronto, todas estas cosas que muchas veces fueron muy dolorosas en un momento dado, puedes observarlas con cierto humor y con cierta ligereza
El cineasta ve Bardo como si fuera un "esnórquel" pero sin sumergir a la gente hasta el fondo. "Que desde arriba puedas ver las profundidades, pero desde la luz", señala.
Las casi tres horas de 'Bardo'
Originalmente, Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades tenía una duración de casi tres horas. Al menos, así fue en el Festival de Venecia. De cara a San Sebastián, certamen en el que se proyectó en la sección Perlak, Iñárritu eliminó 22 minutos. Hablando de nuevo de miedos, ¿qué pasa con el del espectador que teme encerrarse en un cine todo ese tiempo?
"Es algo interesante. Yo he visto películas de una hora y media que se me han hecho eternas y he visto películas de tres horas y media que me encantan y las puedo ver 20 veces. La duración es muy subjetiva: entras o no entras", afirma el director. "Que los formatos, los géneros, los tonos o las duraciones, en este caso, impliquen ya un aviso, una amenaza, un prejuicio, me parece que no es justo para la obra. Creo que es muy prematuro. Es el vivir tan rápido, que ahora todo es casi sintetizado. Me parece que esta película tiene una duración… creo que llevable", explica.
Netflix
Pese al duro trabajo que ha supuesto Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, Iñárritu también se lleva una gran experiencia junto a su reparto liderado por Daniel Giménez Cacho, que da vida al protagonista, su álter ego. Lo nuevo del cineasta habla también de la familia y en eso se convirtió el elenco: "El equipo y la familia que se formó fue algo de una naturalidad y de una colaboración exquisita, impecable. Eso fue lo que hizo esta película posible y lo que fue más delicioso".
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