Ya está, ya ha quedado inaugurado el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges de 2023. En su 56ª edición han elegido Hermana muerte como la película inaugural y han acertado de pleno. Paco Plaza es una de las grandes figuras del terror español tras haber dirigido la saga [REC] (2007), La abuela (2021) y Verónica (2017). Con ésta última dio un salto en su carrera y es, precisamente, la que ha elegido para expandir su universo y montar una pequeña franquicia.
Ambientada en la Guerra Civil española, Narcisa es una monja de clausura que llega a un convento nuevo. El monasterio ha sido reconvertido en un lugar que acoge niñas de distintas familias y, a cambio de su ayuda, las escolarizan. No pasa mucho tiempo hasta que Narcisa se da cuenta de que hay algo extraño en esa comunidad.
Hermana muerte es precuela de Verónica de manera oficial y forman un universo de terror muy particular que, sin embargo, estéticamente es completamente diferente. "No se parecen casi nada. Verónica hacía del costumbrismo una de sus herramientas estéticas principales para acercarnos a ese horror doméstico brutal y aterrador. Aquí, como todo ocurre en un convento con pocos personajes, tiende a la abstracción", cuenta Alejandro G. Calvo en su crítica.
Tras 20 años de carrera, Plaza se encuentra en un lugar cómodo desde el que puede elaborar sus obras en total confianza. "Es impresionante la mirada clásica -pensando en el cine de terror de los años 70- que impone Paco Plaza. La seguridad que se le ve como director a la hora de manejar su mirada en esos espacios, de mover poquísimo la cámara, simplemente haciendo presente que, de alguna forma, el suspense, el fantástico y el terror vayan germinando hasta explotar en su parte final mediante una puesta en escena tremendamente controlada y, al mismo tiempo, refinada y bella", reflexiona el crítico y 'publisher' de SensaCine.
En en esa parte final donde realmente brilla Hermana muerte. La película comienza de manera más tradicional, tirando de sustos, para pasar a una segunda parte más salvaje. "La primera parte de la película es lo más convencional y lo realmente brutal es la segunda parte, que se acercaría más a El espinazo del diablo (2001). Es más descalabro de terror, cuando la película se lanza a lo bestia, en plan Suspiria (1977), y logra imágenes icónicas de terror y un relato dramático muy bien asentado" señala G. Calvo.
Protagonizada por Aria Bedman y Almudena Amor, la cinta es una genial inauguración para la nueva edición de Sitges que llegará a Netflix el 27 de octubre.