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    Una de las mejores películas españolas del año se creó en el rodaje y tirando de improvisación: "Fue todo un ‘work in progress’ día a día"
    Sara Heredia
    Sara Heredia
    -Redactora jefe SensaCine
    Cargada con una mente abierta y mucha curiosidad, explora cualquier documental, película, serie y miniserie que empiece a hacer ruido.

    Antonio Méndez Esparza dirige la adaptación de la novela de Juan José Millás. En cines desde el 17 de noviembre

    De la noche a la mañana, la vida da Lucía cambia radicalmente. Se muere su padre, la despiden del trabajo y se ve, de repente, conduciendo su propio taxi por las calles de Madrid. Esta es la parte más cotidiana de Que nadie duerma, la película dirigida por Antonio Méndez Esparza que adapta la novela de mismo nombre de Juan José Millás, pero la realidad es que todo está envuelto en un halo onírico que desdibuja por completo las líneas entre la vida real y la imaginación.

    Esparza crea una fábula muy interesante que tiene como actriz protagonista a Malena Alterio en uno de los mejores papeles de su carrera. Los dos se embarcaron en este proyecto sin saber muy bien a dónde se dirigían, pero les ha salido como resultado una de las películas españolas del año. "Fue todo un ‘work in progress’ día a día. Y ni siquiera cuando se terminó el rodaje, yo creo que luego se fue esculpiendo en el montaje, porque eran muchas improvisaciones donde te podía guiar hacia un lado o hacia otro y siempre queriendo sorprender", cuenta la actriz en una entrevista con SensaCine.

    El director basó su trabajo en el rodaje en la improvisación y los actores naturales. Dejando a un lado a Aitana Sánchez Gijón, Rodrigo Poisón, Manuel de Blas o la propia Alterio, Que nadie duerma está salpicada por personas que no se dedican a la interpretación profesionalmente y que dotan a la película de un sabor muy auténtico. "Él no me contaba con quien yo iba a dialogar. Me decía: ‘mira, ahora vienen unos y tienes que comprarles la licencia de taxi’. Pero no sabíamos quiénes eran, ni cómo eran ni cuántos eran. Al principio me inquietaba mucho, pero es verdad que lo que se generaba en el set de rodaje era tan rico y auténtico que vale la pena", desvela Alterio.

    Que nadie duerma
    Que nadie duerma
    Fecha de estreno 17 de noviembre de 2023 | 2h 02min
    Dirigida por Antonio Méndez Esparza
    Con Malena Alterio, Aitana Sánchez-Gijón, Rodrigo Poison
    Medios
    3,1
    Usuarios
    2,9
    Sensacine
    4,0
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    Antonio, ¿qué tenía esta historia para que la quisieras contar y llevar a la gran pantalla? ¿Cómo te pareció el reto de trasladar el universo literario de Millás a la gran pantalla?

    Antonio: En realidad fue casi un arrebato, de alguna manera. Un arrebato o un enamoramiento. A mí la novela me encantó. Tenía un personaje principal fabuloso a mis ojos, muy contemporáneo. Una mujer que yo hubiera sido incapaz de escribir y que deseaba conocer. Tiene un realismo muy detallista, con una imaginación casi fabulosa. La historia era sorprendente y daba unos giros bruscos, era un poco montaña rusa. Eso me atrapó, me cautivó. Y es verdad que había una parte onírica que me daba terror, lo vi muy claro.

    Ha sido un proceso maravilloso, de mucho descubrimiento. Para mí hasta escribir este guión fue distinto a otros, porque este guión para mí era un guión mucho más sólido, donde discutimos o hablamos de muchos más matices, detalles, el lugar del misterio, el lugar del trauma, el porqué de Lucía... Era mucho más psicológico y un trabajo de ir construyendo la historia poco a poco.

    A la hora de adaptar una novela como esta, ¿no os da apuro meter cambios a la obra original?

    Antonio: Esto es casi un pacto entre tú y el autor. Es verdad que ese encuentro es importante y, en este caso, Juan José Millás nos dio total libertad. Yo creo que la literatura y el cine tienen que divergir de alguna manera. Creo que son formas artísticas diferentes y, entonces, una vez que te dan libertad, la abracé. Otra cosa es que para mí la esencia de la novela era fundamental y creo que en eso hemos sido fieles a la misma, porque al final muchas de las grandes preguntas tenían su respuesta.

    Wanda Visión

    Malena, decía Juan José Millás que cuando escribía la novela no sabía qué iba a pasar en la siguiente página, que él escribe un poquito a ciegas. Y yo creo que Antonio tampoco te ha dado muchas indicaciones sobre quién era Lucía. Entonces, ¿esto en qué cambia tu trabajo como actriz?

    Malena: Bueno, no es que no me diera indicaciones, lo que pasa es que la forma de trabajar de Antonio es un poco como la de Juan José Millás, que va cocinando a fuego lento, día a día y escena a escena. Teníamos unas ideas de lo que podía ser el pasado de Lucía, sus circunstancias previas, pero se fue cocinando poco a poco e improvisando. Eso también te hace tomar la decisión de confiar plenamente. No es que yo tuviera que construir algo y proponérselo a Antonio, sino que ni Antonio sabía ni yo sabía. Fue todo un ‘work in progress’ día a día. Y ni siquiera cuando se terminó el rodaje, yo creo que luego se fue esculpiendo en el montaje, porque eran muchas improvisaciones donde te podía guiar hacia un lado o hacia otro y siempre queriendo sorprender. Él no me contaba con quien yo iba a dialogar. Me decía: ‘mira, ahora vienen unos y tienes que comprarles la licencia de taxi’. Pero no sabíamos quiénes eran, ni cómo eran ni cuántos eran. Al principio me inquietaba mucho, pero es verdad que lo que se generaba en el set de rodaje era tan rico y auténtico que vale la pena.

    Como espectadora yo veía algunas escenas y me preguntaba si las conversaciones estaban guionizadas o no, o no sabía si eran actores profesionales o naturales

    Malena: Se ha mezclado mucho. Bueno, sí estaban Aitana Sánchez Gijón, Rodrigo Poisón o Manuel de Blas, pero el resto son actores naturales. Está genial que dudes de si son actores o no. Es fantástico, porque creo que Antonio ha hecho un trabajo de de encajarlo todo y unificarnos a todos fantástico. Hay diálogos que eran improvisados en el momento. Había otras cosas que no, que sí estaban guionizadas y había que decirlas sí o sí, porque eran claves para contar la historia. Pero yo creo que más del 60% era todo improvisación.

    Da como resultado una mezcla muy interesante, porque tienes toda la parte tan natural de cómo es Lucía y cómo se desenvuelve en el mundo, pero luego está la parte onírica de la película, que no sabes si cuenta la verdad o no. Esta era la intención, ¿no?

    Antonio: La película abraza este lenguaje imaginario de una manera que hasta para mí ha sido un poco sorpresa. Es verdad que en la construcción de este mundo real ya se invitaba un poco a esta duda. En el mismo guión hay algunas escenas que eran un tanto extrañas y que daban la posibilidad de invitar a la imaginación. Hay una escena clave, bueno, hay varias, pero esas escenas de ella vistiéndose o cambiándose. Son escenas que casi vamos descubriendo, porque filmamos mucho en la casa. Podíamos estar en la intimidad de Lucía y surgía la posibilidad de imaginar, de soñar, de entrever.

    La película abraza este lenguaje imaginario de una manera que hasta para mí ha sido un poco sorpresa
    Wanda Visión

    El personaje de Lucía es una persona que se reinventa constantemente y es fuerte, pero yo sentía lástima hacia ella en ciertos momentos, y luego tiene una parte macabra, pero sin perder la humanidad. ¿Tú como has vivido a Lucía?

    Malena: Yo la he descubierto a posteriori. En el momento íbamos construyendo las escenas y las situaciones día a día. Es un personaje intenso que tiene una vida interior compleja y también eso me preocupaba. Decía: ‘espero que no esté quedando demasiado plana’. También tenía la referencia del libro de Millás, donde da mucho detalle y mucha descripción del pasado y de la fantasía de Lucía, de todos los apoyos que tiene que tener para sostenerse ante ese pasado tan duro. Bueno, en fin, toda esa complejidad de ese mundo interior de Lucía. A mí me inquietaba que se viera de alguna forma. Hay una cosa que me encanta de la película, que creo que completa mucho el personaje y es la música, porque es muy inquietante y siento que forma parte de la complejidad de la cabeza de Lucía. Yo le he dado a Antonio todo lo que tenía y más, pero ha sido una construcción con mucha gente. O sea, desde el vestuario, que me parece magistral, la peluquería, el maquillaje, la música, la fotografía y todo lo que rodea al mundo de Lucía, que es necesario para entenderla

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