Cuando JK Rowling se sentó a escribir el primer libro de Harry Potter, no tenía ni idea de toda la historia de Lord Voldemort: ni el nombre Tom Marvolo Riddle, ni nada más allá de que era la némesis del protagonista. Sin embargo, al César lo que es del César, la manera en la que fue mostrando su verdadera identidad a lo largo de los años es, francamente, maestra, pasando de ser "El que no debe ser nombrado" al enemigo final de toda la saga que amenaza a Hogwarts y que encuentra en Harry a su otra cara de la moneda de manera literal.
Harry Potter y la varita huesuda
Y claro, para interpretarle en el cine, necesitaban a alguien especial. El villano no apareció físicamente hasta Harry Potter y el Cáliz de Fuego, y Ralph Fiennes consiguió el papel con un extra de comodidad: la nariz, que desaparece de la cara de Voldemort, no requería horas y horas de maquillaje diarias, sino que se introdujo en la post-producción. Para prepararse, todo lo que Fiennes hizo fue leerse ese cuarto libro, interesado exclusivamente en su escena, para lo que tuvo, básicamente, que pasar por prácticamente todas antes de encontrarse. Gajes del oficio.
El actor solo solicitó una cosa: para poder moverse de manera más fluida y similar a una serpiente, con las manos abiertas pero evitando que la varita se le cayera de las manos, quiso que la misma tuviera un gancho huesudo para poder sostenerla y así dar una sensación aún más espeluznante. El resultado es, sin duda, fabuloso... aunque, realmente, no tenga sentido con la descripción que se da de la varita en el libro.
Por cierto, por si tenías curiosidad sobre su pronunciación correcta, JK Rowling ha declarado que la "t" es silente porque viene de la palabra francesa "mort" (o sea, "muerte"). Y eso causó un problema en los audiolibros, porque originalmente el lector, Jim Dale, lo pronunciaba correctamente, pero cuando en la película vio que la "t" se repetía una y otra vez, decidió cambiar de nuevo para estar acorde con ellas. Vamos, que hizo a la voluntad de JK Rowling un sonoro Avada Kedavra.