Cuando Bobby Shafran, un joven de 19 años, pisó por primera vez el campus de la universidad de Sullivan en Nueva York en la que iba a llevar a cabo sus estudios, todo el mundo parecía conocerle. Otros alumnos y empleados de la propia facultad le saludaban de forma constante, confundiéndole con otra persona: Eddy Galland, que también estudiaba allí. "Estaba dando vueltas buscando mi habitación. Mientras, un montón de gente se me acercaba diciendo: 'Hola, ¿Qué tal?'. Todo el mundo era súper amable. Demasiado amables. Eso me desconcertó un poco porque a nadie lo reciben así el primer día de clase".
Lo que no esperaba Shafran al descubrir finalmente de quién se trataba el famoso Eddy con el que todo el mundo parecía confundirle es que acabaría teniendo delante a su hermano gemelo. Pero así era. Ambos eran dos gotas de agua y rápidamente se dieron cuenta de que el parecido no era casualidad. Sabían que habían sido adoptados por sus respectivas familias en el pasado, cuando apenas tenían seis meses de edad, pero nunca supieron que tenían hermanos y mucho menos que eran los conejillos de indias de un cruel experimento.
Cuando la historia del reencuentro de los dos gemelos separados al nacer llegó a los periódicos, se produjo la segunda sorpresa: en realidad habían sido trillizos y había un tercer hermano, David Kellman, quien rápidamente contactó con ellos.
"Cuando la gente escucha mi historia, no me creen. Supongo que yo tampoco la creería si alguien me la contara", confiesa Shafran frente a la cámara de Tres idénticos desconocidos, una película documental estrenada en el año 2018 y dirigida por Tim Wardle que construye la increíble historia de los trillizos a través de imágenes de archivo y entrevistas personales a los protagonistas y personas cercanas a ellos.
A los pocos meses de nacer, los tres bebés fueron entregados en adopción, pero la agencia que se encargó de buscar una familia para ellos lo que hizo fue elegir tres familias distintas y separarlos para siempre. Ni los padres adoptivos ni los niños supieron que había otros dos hermanos hasta que, 19 años más tarde, se produjo el encuentro fortuito.
Cuando al descubrirse la verdad buscaron explicaciones, lo que descubrieron fue aún más turbio: la separación se había producido como parte esencial de un estudio llevado por dos psiquiatras, Peter B. Neubauer y Viola W. Bernard, con la colaboración del centro de adopción y su objetivo era analizar cómo se desarrollaban las personalidades de los tres niños en entornos socioeconómicos diferentes. El experimento no se le explicó a las familias y tampoco nunca llegó a dar resultados de ningún tipo.
Todo esto y mucho más, incluyendo cómo les afectó personalmente, todo lo sucedido y la fama que recibieron cuando su historia se hizo mundialmente conocida se relata en el documental. Tiene una duración de una hora y media y lo encontrarás en el catálogo de Netflix y de SkyShowtime.
La película fue además objeto de un gran reconocimiento, llegando a estar en la 'shortlist' de los documentales nominados a Mejor documental en los Premios Oscar.
