12 de noviembre de 1999. Kevin Smith está a punto de estrenar su nueva película, Dogma, y decenas de personas de Nueva Jersey han montado una manifestación, ultrajadas por lo que aparentemente ocurre en la cinta. El Canal 12 acude al lugar de los hechos, donde se encuentra con una persona que quiere hablar con la prensa, destacando que Dogma "no tiene nada positivo". Ni siquiera se ha molestado en ponerse unas gafas de sol o afeitarse la barba: es claramente el propio Kevin Smith, pasando de incógnito entre un montón de personas católicas que pedían su cabeza. El troleo máximo.
Dogma dog, cuatro
En un principio, su película se titulaba God y tenía planeado hacerla desde incluso antes de rodar Clerks, pero necesitaba más presupuesto que en Mallrats o Persiguiendo a Amy y decidió aparcarla hasta tener un cierto nombre en Hollywood como cineasta indie. Cuando llegó el momento el director se dio cuenta de que Dogma, tal y como la tenía, iba a durar dos horas y media (148 páginas de guion), y Smith se vio obligado a reducir, dejarla en las mejores partes y crear momentos icónicos.
Para icónicos, por cierto, los trajes de Bartleby y Loki, que parecen puestos al azar por Matt Damon y Ben Affleck, pero que en realidad tienen sentido: son el mismo, pero con los colores cambiados. Si Bartleby lleva camiseta gris y solapas marrones, Loki tiene camiseta marrón y solapas grises. Un aplauso para el equipo de vestuario, por favor.
Como curiosidad, si te mueres de ganas de ver Dogma, que sepas que Kevin Smith ha dado permiso para que la piratees sin problema. ¿El motivo? Los derechos, actualmente, están en manos personalmente de Harvey Weinstein: cuando Miramax estuvo a punto de cancelar el proyecto por las amenazas de muerte, él compró personalmente todos los derechos. Y después, cuando todo pasó, se negó a venderlos de vuelta. A su manera, Smith sigue siendo esa persona que se manifestaba contra su propia película, ¿no?