Fascinado por los duros valores de la frontera y el crudo código moral de sus pioneros y forajidos, Sam Peckinpah se centró en Grupo salvaje en representar el ocaso de una época heroica y el patético y convulso deambular de sus últimos supervivientes en un universo donde eso ya no estaba a la altura de sus estándares.
Para terminar en una vertiginosa vorágine de violencia, un baño de sangre parecido a una ceremonia fúnebre en cámara lenta, que no fue sólo un capricho estético, sino la transfiguración lírica de la nostalgia del director por un western moribundo y su ternura hacia aquellos a quienes llamaba 'los perdedores'.
Si su obra maestre fue considerada la respuesta definitiva de Hollywood a la ola de western transalpinos y su violencia desinhibida, Arthur Penn había roto la cortesía con Hollywood dos años antes con una obra que marcó a su generación: Bonnie & Clyde.
En una América incruenta y devastada por los efectos devastadores de la interminable crisis de 1929, esta sangrienta odisea de Bonnie Parker y Clyde Barrow, estrenada en 1967, encontró un eco particularmente vivido en los grandes movimientos de protesta de los años 60, vinculados a las protestas contra la violencia.
Si la verdadera pareja de gángsters supo cuidar y mantener su leyenda, Arthur Penn convierte a Faye Dunaway y Warren Beatty en personajes impulsados por el éxito material. Pero se sumergió en una realidad de lo más sórdida, que culminó en una aterradora masacre final, tal como señala Allocine.
Traicionados por el padre de CW Moss (Michael J. Collard), uno de los cómplices de la banda, la pareja cae en una emboscada organizada por Frank Hamer (Denver Pyle). Cuando Bonnie y Clyde se detienen al costado de la carretera para ayudar al Sr. Moss a cambiar una rueda pinchada, la policía, que se esconde entre los arbustos y en un vehículo, abre fuego y les dispara a quemarropa.
Mientras Clyde se da cuenta demasiado tarde de que su vida termina ahí, intercambia una última y muy breve mirada con Bonnie, quien lo contempla mientras se despide, con el fondo de sus ojos ya nublados por las lágrimas, pareciendo ver su vida pasar en una fracción de segundos.
"Si se hace un 'remake' es porque la original es mala. Y la mía no lo es": Hollywood quiso su versión de una de las mejores películas de terror y a su director no le gustóHay que rendir homenaje al extraordinario trabajo del inmenso montador Dede Allen, que entró en la leyenda del Séptimo Arte con esta escena final: 50 planos chocan en un minuto, a cámara lenta, en una vorágine relámpago, sangrienta y perturbadora.
Bonnie y Clyde la puedes disfrutar en Movistar Plus+.