Fue algo revolucionario hace 13 años. La llegada de aplicaciones de citas como Tinder redujeron a dos movimientos de dedo encontrar a alguien con quien hablar, tomarse algo, tener sexo y, con suerte, iniciar una relación. Ese derecha o izquierda para aceptar o descartar a una ristra de personas cambió la forma de ligar. Si algo así fue posible hace más de una década, qué no podrá conseguirse con la llegada de la inteligencia artificial. Un mundo así es en el que se ambienta La acompañante, un 'thriller' de ciencia ficción y terror en el que lo que más miedo da no es que un robot te la juegue, es que el amor y las relaciones de pareja se conviertan en una cosa tan tangible que se pueda comprar.

Josh es un tipo de lo más normal que va junto a su novia Iris a pasar el fin de semana a la casa de unos amigos en medio del bosque. Todo se desmadra cuando el dueño, un rico ruso cuya amante es amiga de Josh, es asesinado por Iris. Esta última es lo que se conoce coloquialmente como un "follabot", un ginoide construido para crear un vínculo amoroso con la persona que lo compra, quien tiene, en su móvil, el poder de manejarla a su antojo: cambiar el color de sus ojos, establecer su porcentaje de inteligencia, el sonido de su voz, el idioma que habla y muchos otros aspectos de su personalidad.

Iris, interpretada por una genial Sophie Thatcher, es lo que Josh, a quien da vida Jack Quaid, quiere que sea. Está ahí para cumplir con sus deseos sin mostrar ningún tipo de voluntad: ni en el día a día ni, claro está, en el sexo. Josh, un hombre que se victimiza y cree que el universo le debe mucho, no quiere una novia, lo que quiere es una fan.
De los que creadores de una de las mejores películas de terror recientes nos llega 'La acompañante'Aunque el personaje de Quaid es la razón de la existencia de Iris, es esta última la protagonista indiscutible de La acompañante. Utilizada por Josh para cometer un crimen jaqueando su código, es eso mismo lo que despierta algo dentro de ella. Iris ya no es una presa fácil y el ginoide intenta escapar de los planes que su dueño tiene para ella: culparla del crimen y quedarse con el dinero.
Venganza femenina robótica

La acompañante, la primera película del director y guionista Drew Hancock, es un viaje divertido y entretenido con momentos narrativos inteligentes que combina el 'thriller' con el cine de supervivencia y el 'slasher' para culminar en una satisfactoria venganza femenina. Por una vez, quieres que sea el robot el que gane la partida.
El filme juega en la misma línea que la sorprendente Parpadea dos veces (2024) de Zoë Kravitz y la fallida No te preocupes querida (2022) de Olivia Wilde. También aquí cine feminista, sí, pero con la novedad de que la protagonista no es humana.
Como ya hizo magistralmente Emerald Fennell en Una joven prometedora (2020) fichando a Adam Brody -Seth Cohen de The O.C. (2003) fue el primer novio de toda una generación- para el papel de un violador, Hancock utiliza a otro "chico bueno" del audiovisual para interpretar a Josh. ¿Quién iba a pensar que Quaid, con esa cara de buenazo, es capaz de algo así?
La acompañante es un debut prometedor para Hancock. La película está construida a partir de una idea inteligente y que resuena mucho con la actualidad, pero tiende a resoluciones fáciles y algo chapuceras para hacer avanzar la trama. Lo que sí que guarda La acompañante son buenas reflexiones sobre las relaciones de pareja en una época en la que, pese al elevado grado de conectividad, no se crean conexiones que permeen y perduren. En el futuro que imagina Hancock, el amor es una ilusión que se puede moldear para que parezca real. Sinceramente, da bastante asco.