"Es un viaje de ida y vuelta de lo que ha sido mi vida": Alejandro G. Calvo te cuenta por qué tienes que ver estas películas en su nuevo libro
Sara Heredia
Sara Heredia
-Redactora jefe SensaCine
Cargada con una mente abierta y mucha curiosidad, explora cualquier documental, película, serie y miniserie que empiece a hacer ruido.

El crítico y 'publisher' de SensaCine ya ha publicado su segundo libro

SensaCine

Alejandro G. Calvo ha sufrido mucho escribiendo su segundo libro, ¿Por qué tengo que ver esta película? El proceso de escritura se ha producido entre coberturas de festivales para SensaCine, guiones de retro-críticas, pases de Tarde de perros y una familia con dos hijos. En un intento por sobrevivir y salir adelante, la vida personal del crítico y 'publisher' de este medio se ha colado entre los textos y ha dado como resultado una obra más personal y cotidiana de lo que fue Una película para cada año de tu vida, su primer lanzamiento.

"Hay muchos libros de películas, demasiados probablemente. Para justificarme y explicarme a mí mismo por qué tenía que escribirlo, lo que he hecho ha sido un libro muy personal. Muy, muy personal. No aporto nada a la historia de la crítica con este libro, solo mi voz", cuenta en una entrevista con SensaCine en mitad de su promoción.

¿Por qué tengo que ver esta película? es una recopilación de textos sobre filmes que merecen la pena un visionado. Hay clásicos de John Ford -como no podía ser de otra manera en un libro de G. Calvo, máximo defensor del western-, recientes estrenos como Anora -incluida antes de llevarse el Oscar- y cintas infravaloradas como El secreto de sus ojos, que Alejandro vio en un avión para evadirse del cansancio post-Venecia y ha terminado haciéndose un hueco en la selección.

El crítico recomienda muchas películas desde el valor añadido de lo personal. El ritmo de la vida diaria le ha obligado a meter su propio contexto en los textos: sus vacaciones en un pequeño pueblo de Portugal, un corte en una mano, su cansancio en mitad de los pases infinitos de los festivales... Y a Penélope, su compañera de vida que siempre le ha empujado a ser su mejor versión. De este mix sale su nuevo libro que, si todo va bien, tendrá segunda edición.

¿Cuál es la principal diferencia con el anterior libro?

El otro era un libro-juego de 101 películas donde me sorprendí yo mismo. Como hago las cosas sin pensar luego me encuentro que en ese juego de hablar de 101 películas metía mucho de mí mismo a la hora de hablar de emociones concretas que se sienten cuando ves una película. De repente vi que había una voz personal que era interesante, ¿no? Y cuando lo he vuelto a leer siempre es la parte que más me gusta. Me gusta más que encontrarme otro análisis de Metrópolis. En este, que no tenía la excusa de los años y era una excusa mucho más global y dispersa que es la historia del cine, tardé un montón, ¿eh?

¿En escribirlo o en encontrar un nexo?

Tardé un montón en encontrar el nexo. Me dieron el doble de tiempo para escribir el libro, ocho meses, pero en los primeros cuatro meses escribí cuatro textos. Un texto al mes. Entonces dije: 'me parece que no voy a llegar'. Y en mayo, al escribir un texto lo vi claro. Digo: 'ah, no, no, yo es que tengo que hacer esto, llevármelo a lo personal'. En el fondo, es un viaje de ida y vuelta de lo que ha sido mi vida. Yo empiezo como crítico de cine en prensa escrita con un lenguaje de crítico más difícil, más alambicado. De alguna forma, muy nicho para los que quieren leer crítica del cine. Y cuando paso a hacer vídeos ese lenguaje se transforma y hablo como soy yo. No es que no fuera yo antes, pero buscaba una escritura que fuera acorde a la crítica que yo había leído toda mi vida. En el momento que hago vídeos, dejo de hacer eso y empiezo a hablar de forma normal. Es una transformación para mí y me enseña mucho, porque de repente descubro que se puede decir lo mismo usando palabras llanas, que la reflexión no pierde peso, que la emoción incluso crece. Y ahora tocaba volver a la escritura, ¿no? Tocaba volver a lo escrito. Y no quería regresar al pasado. Los grandes críticos escriben de forma muy sencilla. José Luis Guarner, Quim Casas... tú les lees y entiendes todo lo que dicen. Lo que pasa es que cuando empiezas con esto de la crítica, cuanto más raro escribes, más bueno eres. Y eso creo que es un error total.

Lo que pasa es que cuando empiezas con esto de la crítica, cuanto más raro escribes, más bueno eres. Y eso creo que es un error total
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Tú has encontrado el punto medio entre Boyero y el antiguo lenguaje de la crítica

Siempre hay dos cosas cuando ves una peli: lo que ves y lo que sientes. Y saber explicar la conexión que existe entre esas dos cosas es la parte difícil. Poner en palabras sentimientos, emociones, reflexiones. Entonces cuando escribes crítica puedes tratar de ser muy poético porque estás hablando de emociones. O puedes ponerte muy filosófico porque estás hablando de reflexiones profundas. Cuando te quitas todo eso, yo siempre me lo llevo al western, hay que ser más 'fordiano', hay que ser más de western. Cuando consigues explicar las cosas de forma clara, aunque sean cosas complejas, creo que es un súper éxito. El desafío era: '¿voy a ser capaz de escribir con ese lenguaje que uso en los vídeos?'. Al tirarme por ese camino más coloquial me fui metiendo mucho en el libro y empecé a hacer un libro que no solo era una historia de cine, sino que era una crónica de cómo se está escribiendo el libro del que te estoy hablando ahora mismo. Era una locura, se me cruzaba todo y de alguna forma cuajaba. Mi dinámica con mis hijos gritando, o viniendo a abrazarme, a pedirme cosas... Es un poco diario de todas las movidas que me estaban pasando, pero es que tenía que seguir escribiendo y que eso encajara. Penélope [su esposa] ha estado conmigo todo el camino y ha sido ella la que me ha empujado a esto también. En el momento en que yo le paso el primer texto hardcore, en el que hablo de mí mismo y luego me pongo con la peli, ella me empujó a hacerlo.

El desafío era: '¿voy a ser capaz de escribir con ese lenguaje que uso en los vídeos?'. Al tirarme por ese camino más coloquial me fui metiendo mucho en el libro y empecé a hacer un libro que no solo era una historia de cine, sino que era una crónica de cómo se está escribiendo el libro del que te estoy hablando ahora mismo

¿Cuál fue el primer texto que hiciste así?

Fue Lost in Translation. Con Lost in Translation, me doy cuenta de algo muy importante. Que cuando yo la veo por primera vez en el Festival de Valladolid, en la Seminci, soy cinco años mayor que Scarlett Johansson. Y ahora, cuando la he vuelto a ver, soy cuatro años más joven que Bill Murray. ¡Dios mío! ¡¿Qué ha pasado?! Penélope me decía que era muy emocionante y muy chulo lo que estaba escribiendo. Y yo decía: '¿estás segura? ¿No me estaré pasando?'. Y me ha empujado y me ha animado y creo que es ahí donde este libro merece la pena. En el fondo, es una forma de estar aún más presente. Y realmente yo no pienso que soy un gran crítico, pero igual sí que soy bueno contándote una historia. Igual sí que soy cercano. Igual sí que me dejo llevar por las palabras y te puedo enseñar cosas. Y sé muchísimo de cine. Pues todo eso mezclado, pero que además fluya... Está guay.

Entonces, ya tienes el nexo para las películas, que es tu historia personal, pero, ¿cómo vas decidiendo sobre qué títulos hablar? Hay algunos que lo explicas en el libro, pero, en general, ¿por qué te guiabas?

Tú dices: 'libro de pelis, bloques claros. Entonces me hago 500 películas y empiezo a agrupar'. El otro libro fueron 101, ¿no? Ya había hecho casi 50, pero vi que los textos eran el doble de largos, o el triple en algunos casos, que en el anterior libro. Vi que tenía que ser otra cosa. Me costó mucho entender que era un libro distinto y en esa elongación de los textos pensé que tenía que ser todo interesante. Todo relevante. Todo importante. Las listas que tenía, claro, se redujeron todas. Todo se va a un futuro volumen 2, que en principio debería salir. Y ahí entra la Nouvelle Vague, el cine latinoamericano, westerns... Como este libro lo he escrito principalmente por las noches y en las vacaciones que no he tenido, me tenía que dejar acompañar por la vida. Entonces, si mis hijos querían ver Le Samouraï (El silencio de un hombre) en casa, yo me levantaba por la mañana y decía Penélope, ¿te puedes llevar a los niños al parque? Y metía Le Samouraï. He aprovechado mi vida para que fuera más sencillo, no coger y aislarme. En general, los bloques más importantes del libro son los más largos, el cine español y el cine de terror. El cine español, porque yo ando obsesionado con crear una historia de cine español donde aparezca todo, porque las historias de cine español son elitistas, son académicas, y te ponen siempre los mismos grandes nombres ilustres.

De hecho, leyendo esos textos me ha interesado mucho más el cine español. Nos llega mucho más lo académico y no tanto las anécdotas

Aquí lo que más ha llevado el público a las salas han sido las películas de Alfredo Landa en los 60, las de Paco Martínez Soria, las comedias del destape, el fantaterror, el spaghetti western... Y eso no existe en la historia de cine español. Entonces, ya que podía hacerlo, me permito el lujo de meter al cineasta más experimental de todos nuestros cines, que es José Valdelomar, un maestro increíble, y aún muy poco conocido; o Pánico en el Transiberiano, que es un fantaterror increíble; o Gente en Sitios, de Juan Cavestany, unas comedias más anómalas y mejores de nuestro cine. Yo creo en esa historia de cine español, donde conviven los grandes nombres con los nombres más populares, porque así se ha tejido nuestra historia, que es una historia anómala, porque aquí hubo una dictadura 40 años y fueron 40 años de tierra yerma. En los 60 empieza a abrirse. El franquismo dice: 'somos el único país fascista de Europa, tenemos que parecer que somos mucho más majos'. Y entonces abren las playas, para que vengan las turistas, las nórdicas, la imagen del español cañí, divertido, barato. Las películas tenían que mejorar. Está Berlanga, está ya Carlos Saura, está Luis Buñuel. Yo quiero reivindicar todas estas películas y quiero que la gente no tenga esa imagen unívoca del cine español, siempre hablando de los mismos autores y siempre te están intentando convencer de lo que es bueno.

O sea, que vas a sacar más libros

Mi objetivo vital ahora mismo, desde este año, es trabajar menos. Y eso, ¿qué significa? Yo tengo mi trabajo en SensaCine y eso lo voy a cumplir. Y el resto va a ir desapareciendo. En el penúltimo texto del libro que escribí cuento cómo me encuentro en el momento, que ya no puedo más. Ahora mismo no quiero ni pensar en otro libro porque me siento muy afortunado. O sea, me estoy quejando porque tengo mucho trabajo, pero soy afortunado y más en nuestro gremio que está en una precariedad espantosa. Pero sí que quiero vivir un poco mejor.

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