La noche antes de un día de rodaje, Joseph Kosinski tiene un ritual. "Hago la lista de planos a mano", cuenta en SensaCine en una habitación de hotel en Londres. "Es una forma que tengo de prepararme y de que se me quede en la cabeza". Sonny Hayes, El protagonista de F1, su nueva película, también es un hombre de rituales y supersticiones. Tres años después de llevar al público al cielo con Top Gun: Maverick y Tom Cruise, Kosinski repite realismo e inmersión en F1, que se estrena en cines españoles el 27 de junio.
Sonny Hayes es un piloto de carreras que, de joven, rozó con las manos el mayor premio de todo. Un accidente y una operación de espalda como consecuencia cambió su vida de forma drástica y ahora trabaja como una suerte de mercenario. No es por dinero, sino por encontrar lo que busca desde que sufrió el mayor revés en su vida: ser uno con la pista en un estado de vuelo casi espiritual mientras pisa el acelerador y mueve el volante.
Para yonquis de la adrenalina: 'F1' repite la fórmula de las películas de deportes, pero sus secuencias de carreras emocionan a cualquieraSu gran momento llega cuando Rubén Cervantes, interpretado por Javier Bardem, le pide ayuda. Rubén es un antiguo compañero de carreras y, en la actualidad, dueño del equipo de Fórmula Uno APXGP. El objetivo es anotar algún punto en las competiciones, pero Sonny apunta a mucho más: ganar. Para ello tendrá que ganarse al equipo, liderado hasta entonces por la joven promesa del Fórmula Uno Joshua Pearce, a quien da vida Damson Idris.
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“Cuando crecía, estas eran las películas que quería ver. Las que te meten dentro de un mundo del que no formas parte y ver cómo se trabaja y emocionarte. Las historias de redención son las mejores, la de un piloto que tiene un accidente cuando es muy joven y tiene una segunda oportunidad”, señala el productor Jerry Bruckheimer. "Todos queremos segundas oportunidades".
De segundas es F1 para Bruckheimer y Kosinski, quienes ya trabajaron juntos en la exitosa Top Gun: Maverick. De la secuela del filme de los años 80, que consiguió recaudar 1.495 millones de dólares en todo el mundo y ganar un Oscar, ambos aprendieron algo que han querido trasladar en este nuevo proyecto. "La idea de rodar de verdad, no en un estudio. Nos metimos dentro de los jets. Tom y todos los actores estaban en los aviones con los que rodamos la película". señala Kosinski. "El público respondió a esa sensación. Sabes que no es falso. Sabes cuando algo se ha hecho de verdad".
Cuando crecía, estas eran las películas que quería ver. Las que te meten dentro de un mundo del que no formas parte
Aunque repiten concepto, con F1 han podido superar en realismo y tecnología a Top Gun: Maverick. "Hemos ido un paso más, con Brad y Damson conduciendo los coches. También tuvimos que ir más allá con la tecnología de las cámaras, haciéndolas más pequeñas, pero que también pudiéramos moverlas mientras rodábamos. Eso es algo que siempre quise hacer en Top Gun. No teníamos la tecnología. Ahora la conseguimos, así que fuimos más allá", explica el director.
Actores y pilotos
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La idea de que los dos actores protagonistas de F1 pilotaran los coches de verdad surgió al principio del proyecto. Eso supuso la obligación de encontrar a intérpretes que pudieran llevar a cabo esa tarea mientras interpretaban sus papeles. "Brad tiene experiencia con las motos, así que eso le ayudó", reconoce Kosinski. "A Damson le hicimos una prueba de conducción antes. Pasó la prueba de actuación de forma brillante, pero nadie sabía si podría conducir. Le pusimos en la pista durante un día y vimos que tenía las habilidades básicas para llegar hasta el punto en el que estamos".
El siguiente paso era el entrenamiento, que duró unos cuatro meses. "Empezaron con un coche de carretera, después pasaron a un F3 y luego a un F2. Nuestro coche es un motor de F2 con un cuerpo de F1", explica Bruckheimer. "Trabajar con Mercedes, con Lewis Hamilton, nos metimos dentro de este deporte. Eso hace que la película sea inmersiva. Estás en ese coche, eres parte de ese mundo y eso es lo que Jo quería captar, quería captar la emoción”.
F1 ha contado con la ayuda de los integrantes reales del deporte. En el filme hay cameos de Hamilton -productor del filme-, Fernando Alonso, Carlos Sainz, Max Verstappen y Charles Leclerc; entre otros. También hay secuencias rodadas durante los Grandes Premios de la Fórmula Uno y eso dejó alguna que otra anécdota que contar. "Cuando cantamos el himno nacional, ensayamos muchas veces que Brad y yo caminábamos de vuelta al coche", recuerda Idris. "Lo hicimos, solo teníamos una toma, y Sainz caminó justo delante de mí. Sainz está en esa escena, ves a Sainz ahí y yo estoy detrás intentando ponerme delante de él. Me encantaron todos los cameos de la película y añaden autenticidad".
No como cameo, pero sí como personaje principal, aparece Bardem en F1. "Es muy divertido", recuerda Kerry Condon sobre trabajar con él. La actriz da vida a Kate McKenna, la directora técnica de APXGP. "Es un colaborador muy alegre y divertido e introdujo una energía que nos animó a tener, una energía juguetona. No puede conducir en la vida real, así que todos se reían de él porque no conduce nada".
A Damson le hicimos una prueba de conducción antes. Pasó la prueba de actuación de forma brillante, pero nadie sabía si podría conducir
Cuando se piensa en la Fórmula Uno siempre se hace con los pilotos en mente, pero los ingenieros, aunque son el rostro menos visible, tienen una labor tremendamente importante. Son los que dan forma a los coches con un objetivo: ser los más rápidos y seguros. Ellos, los ingenieros reales, también estuvieron en contacto con los actores.
"Conocí a ingenieras de estrategia reales", reconoce Condon. "Fue muy interesante. Son ellos los que toman las decisiones. Hay miles de personas en la fábrica dándoles información y ellos tiene que tomar la decisión final. Los pilotos les dan 'feedback' sobre las limitaciones del coche. El coche puede ser bueno en ciertos momentos, pero en otros no lo va a ser tanto. Básicamente, tiene que recoger toda esa información y tomar la decisión final, lo que me hace sentir pena por los directores técnicos en la vida real porque, si no lo hacen bien, se llevan la culpa. Tienen mucha presión”.
Interpretar solo con los ojos
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Cuando Pitt e Idris rodaban las escenas en las que están dentro de los coches, pasaban muchas cosas a la vez. Tenían que interpretar el personaje, recordar y decir las líneas de diálogo, conducir el vehículo mientras el director les daba indicaciones y acostumbrarse a estar rodeados de las cámaras colocadas en los vehículos.
"Usé mis habilidades de multitarea porque añadían cosas durante el camino", cuenta Idris. "Al principio, cuando entrenamos, era solo conducir el coche. Luego decían: 'Vale. Ahora vamos a añadir las cámaras'. Después: 'Vale. Practica tus frases'. Luego: 'Vale. El clima está cambiando'. Luego: 'Di esto en esta parte de la pista'. Había muchos retos nuevos a medida que avanzábamos. Al final todo salió perfecto". Además, con el casco, solo podían utilizar una parte de su cara para mostrar emociones. "Solo podíamos usar los ojos".
Son muchas cosas que procesar y es físicamente agotador, igual que ir en un jet en pleno vuelo
Kosinski ya estaba acostumbrado a unas escenas tan inmersivas. En Top Gun: Maverick incluyeron cámaras en los aviones. "Los actores encendían y apagaban las cámaras, tenían que hacerse el maquillaje porque estaban a mucha distancia del suelo después del despegue", recuerda el cineasta. "En ese sentido, con esta fue más fácil porque estábamos todos juntos en la pista, pero Brad y Damson tenían que conducir. Tienen las cámaras delante de la cara y se movían, así que tenían esa distracción. Además, tienen que actuar y recordar sus frases y me tenían en la oreja diciéndoles cómo hacerlo mejor. Eso son muchas cosas que procesar y es físicamente agotador, igual que ir en un jet en pleno vuelo".
Las consecuencias de la inmersión
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Trabajar con este nivel de realismo tiene muchas ventajas. "Me hace pensar en cuánto de esa sensación puedo incorporar en películas futuras", reconoce Idris. "Especialmente tras ver la película. Hay algo diferente cuando consigues ese nivel de inmersión. Es frescura. Pienso en Anora, cuando la gente pasa a su lado pero no saben que se está haciendo una película. Es ese nivel de improvisación con el que un actor tiene que trabajar, esa naturaleza de teatro en vivo que aporta frescura".
También supone cierto grado de alerta para los intérpretes. "Había mucha presión, pero eso no se desprendía de Jo y los demás", recalca Condon. "Había disfrute en toda esa presión. Nunca sentí que fuera una carga. Creo que es porque todos los departamentos eran muy buenos con sus trabajos. Sentimos mucho apoyo".
Enseñar al público algo que no han visto nunca antes o llevarles a algún sitio en el que no han estado nunca. Ir de viaje durante dos horas y media. Ese era el objetivo de esta película
No nos engañemos, este nivel de realismo es un privilegio y no lo habitual en un rodaje. "Creo que es la única forma en la que quiero hacer películas. Me han consentido con estas dos películas", reconoce Kosinski. "Amo la aventura de hacer películas. Me encanta viajar por todo el mundo e ir a los sitios en los que estas cosas ocurren de verdad. Me encanta ese proceso. Y enseñar al público algo que no han visto nunca antes o llevarles a algún sitio en el que no han estado nunca. Ir de viaje durante dos horas y media. Ese era el objetivo de esta película".