El poderío visual
Al final, por muchos vicios y problemas éticos premeditados que tengan las películas de Matthew Vaughn, su habilidad como realizador, y su personalidad, nunca ha quedado en entredicho. De hecho, su estilo es tan distintivo que produce una sensación extraña ver Kick-Ass 2, dirigida por Jeff Wadlow en una esforzada imitación de las constantes de nuestro hombre, y garantizando un resultado mucho más estimulante de lo que se dijo en su día.
Dentro de este estilo, y por encima de la banda sonora o la citada violencia, se erige un poderío visual fuera de toda duda que justifica él solo una película como Stardust, o los escasos momentos tranquilos de Kick-Ass o Kingsman… por no hablar, claro, de ese humor socarrón y omnipresente. ¿Nos volverá a dar todo esto Kingsman: El círculo de oro? Sólo hay un modo de averiguarlo.