Ya se han cumplido once años desde que Robin Williams dejó de estar para siempre entre nosotros, pero el carismático y talentoso actor ha dejado una huella completamente imborrable en la industria cinematográfica. Ganador del Oscar en 1998 por su papel en la magnífica película El indomable Will Hunting, el intérprete es famoso por su trabajo en películas inolvidables como Jumanji, Hook (El capitán garfio), La señora Doubtfire, Good Morning Vietnam y, por supuesto, El club de los poetas muertos, uno de sus mejores trabajos.
Además de su legado en la industria y el cariñoso recuerdo de millones de espectadores en todo el mundo, Williams también dejó huella entre aquellos que tuvieron la oportunidad de trabajar con él. Todos lamentamos su pérdida el 11 de agosto de 2014, siendo la causa oficial de su muerte el suicidio, a la edad de 63 años.
No ocurrió solo inmediatamente después de su muerte, sino que a lo largo de la pasada década son muchos los actores que han compartido sus recuerdos sobre el trabajo junto a Robin Williams. Uno de los últimos en hacerlo ha sido Ethan Hawke, que tuvo la oportunidad de conocerle cuando ambos coprotagonizaron la película de 1989, El club de los poetas muertos.
En la película dirigida por Peter Weir, Williams hizo una de sus interpretaciones más icónicas al meterse en la piel de John Keating, el nuevo profesor de un internado masculino que desarrolla un profundo vínculo con sus alumnos cuyos métodos no son los habituales. Por su parte, Hawke, que entonces apenas había cumplido los 18, interpretaba a Todd Anderson, uno de los nuevos alumnos del centro que tiene la oportunidad de aprender con Keating.
En una entrevista con Vanity Fair, Hawke, de 56 años, comentó que dirigir a Williams "no fue tarea fácil" para el director de la película, Peter Weir, porque "Robin era un genio de la comedia, pero la actuación dramática aún era algo nuevo para Robin en aquel entonces". "Observar esa relación, estando yo en la sala a un metro y medio de distancia mientras hablaban de la actuación, fue algo que no se puede olvidar."
Además, trabajando junto a Williams aprendió una lección para toda la vida:
Robin Williams no hacía el guion, y yo no sabía que eso se podía hacer. Si tenía una idea, simplemente la llevaba a cabo. No pedía permiso. Y eso me abrió un mundo de posibilidades, la idea de que se podía actuar así
"Y a Peter le gustaba, siempre y cuando siguiéramos cumpliendo los objetivos del guion", aunque, apunta Hawke, "tenían una forma de trabajar muy diferente, pero no se juzgaban ni se resistían el uno al otro".
"Trabajaban juntos. Eso es emocionante; ahí es donde se aprecia el verdadero potencial de una gran colaboración. No tienes que ser igual a los demás, no tienes que odiar a alguien por ser diferente" reflexiona aún emocionado Hawke más de 35 años después.