Isabel Coixet ha hecho su primera serie para HBO -su primera experiencia televisiva en general- y su descripción no podría definirla mejor: "una serie cocinada por Isabel Coixet". Foodie Love es exactamente eso, una serie cocinada a fuego lento donde el espectador se engancha a la trama en el momento en que los olores comienzan a entonarle. En esta ocasión, esos primeros olores que te abren el apetito son las primeras citas de una pareja que se ha conocido a través de una aplicación de comida. Nos encontramos con ellos en una cafetería de Barcelona unos minutos antes de que se vean en persona por primera vez.
Por momentos, me siento como una 'voyeur' mirando a una pareja que acaba de conocerse. Miro con un poco de vergüenza esos primeros momentos en los que se miran y las primeras preguntas que se hacen. No quiero que me pillen. La serie está rodada con mucha intimidad y eso es un trabajo en conjunto de Coixet, Laia Costa y Guillermo Pfening, los dos actores protagonistas. Es gracias a la realizadora por encontrar los planos justos para contar sus historia. Pequeños gestos como un roce de mano, una mirada mientras la otra persona se va al baño o el modo en que él le invita al café. Esas imágenes son las que realmente cuentan la historia de lo que está pasando entre ambos, ¿se habrán gustado? ¿Decidirán tener una segunda cita?
También es gracias a los actores por su innegable química en pantalla, algo que va evolucionando hasta convertirse en una auténtica bola de nieve que termina reventando. La actuación de Costa y Pfening es una de las grandes bazas con las que cuenta la serie. Es una interpretación absolutamente creíble, incluso en los momentos en los que cuentan maravillosas anécdotas de su vida, las cuales nunca pasarían el filtro en una primera cita real.
Durante la promoción de la serie, pudimos charlar con los dos protagonistas y Laia Costa explicaba que, a pesar de acompañarles durante ocho episodios y ver su evolución, cuando llegaban los títulos de crédito finales daba la sensación de que ni el espectador ni ellos mismos se habían conocido realmente. Esta sensación es todo un acierto por parte del guion. Solo has visto la punta del iceberg y, por supuesto, quieres saber todo lo que se esconde bajo el agua. La primera temporada termina en el momento justo en que la relación da un giro de 180º.
HBO
La serie tiene el sello inconfundible de Isabel Coixet y hay que saber lo que eso significa. Las conversaciones son intensas, algunas escenas son más estéticas que narrativas y los personajes son rematadamente guays. A pesar de ello, si no te consideras especialmente fan de películas como Mi vida sin mí o Mapa de los sonidos de Tokio, es decir, si no aguantas esas secuencias de largos minutos en las que los protagonistas se hunden en la mirada del otro y viven un momento especial a través de unos auriculares, aún con todo eso, puede que encuentres el punto a esta bonita historia de relaciones.
La historia es tan cruda y llena de dudas como tierna y delicada, vamos, lo que significa conocer a una persona que no sabes si terminará convirtiéndose en el amor de tu vida o si será una relación episódica más. En este sentido, Coixet ha encontrado el equilibrio justo entre un bonito enamoramiento en sus inicios y la 'pastelada' romántica, algo en lo que no llega a convertirse nunca.
Foodie Love es una serie hecha con mucho mimo a la que te engancharás de la misma manera. Son ocho episodios que, a excepción del último, apenas duran media hora. En total, unas cuatro horas para disfrutar como si fuese una película. Se nota la experiencia cinematográfica de Coixet y su narrativa acostumbrada a construir historias de dos horas de duración, algo que hace que la ficción sea aún más disfrutble. A pesar de ello, cada uno de los capítulos funciona a la perfección. No está nada mal este primer conecto de Coixet con el formato televisivo. Esperamos que ella también le haya encontrado el gusto y que siga produciendo para la pequeña pantalla.
