Una víctima y un misterioso culpable. Una elitista escuela llamada Las Encinas. El Sexo. Los ingredientes de Élite que hacen que la exitosa serie de Netflix siga siendo un bombazo temporada tras temporada están claros, pero hay un cuarto del que quizá hablamos menos a menudo y que es tanto o más importante que los anteriores: Sus fiestas desenfrenadas. Élite no sería Élite sin esas locas celebraciones, a menudo fuera del alcance de cualquier adolescente normal, en las que suelen producirse los acontecimientos clave de cada una de sus entregas. En ellas se producen las víctimas, en ellas surgen los romances y en ellas, normalmente en la última y la más gorda, se resuelven las incógnitas que nos han acompañado durante toda la temporada.
En la cuarta entrega no es diferente. Las fiestas siguen siendo un elemento esencial y, ya en el primer episodio vemos a los protagonistas organizando la primera gran celebración del curso. ¿Dónde? En la casa de Omar (Omar Ayuso) y Samuel (Itzan Escamilla). La temática escogida por los jóvenes para la fiesta resulta una declaración de intenciones en sí misma, ya que los asistentes deberán ir vestidos únicamente con una toalla. Como no podía ser de otra manera y a pesar de las tensiones iniciales entre todos ellos, el clan Benjamín al completo acaba siendo invitado y allí se producen los primeros acercamientos con los que serán los intereses amorosos de los nuevos de la temporada.
La segunda gran fiesta, Le Bal, es organizada por Philippe (Pol Granch), en un intento por unir sus dos mundos. En ella, los protagonistas tienen la oportunidad de vestir de etiqueta, con sus mejores galas, bailar con su pareja como si de un acontecimiento de la Realeza se tratase y mantener las formas delante de las cámaras.
Aunque tenemos que reconocer que en Élite está un poco (bastante) desubicado, la presencia de Philippe en las tramas les ha brindado a los creadores de la serie la posibilidad de apostar por una fiesta diferente entre tanto desenfreno y noches de discoteca o fiestas de fin de curso a las que nos habíamos acostumbrado en las primeras entregas. La que vemos en la ficción de Netflix es su propia versión de una fiesta que sí se celebra habitualmente en París y mediante la que se presentan en sociedad algunas jóvenes promesas de la élite social.
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Y por último, la gran fiesta de la temporada, la de Nochevieja, una celebración que acabaría convirtiéndose en tragedia y con Ari (Carla Díaz) debatiéndose entre la vida y la muerte. En ella, Omar convencía a Ander de seguir adelante con su sueño de ir a descubrir mundo, Philippe asumía sus errores del pasado, Ari elegía entre Samuel y Guzmán y, lo más importante, este último acababa asesinando al gran villano de la temporada, Armando.
¿Cuál de las tres grandes fiestas de la temporada 4 de Élite es la mejor?
Los protagonistas de la serie de Netflix se han mojado en el vídeo que puedes ver sobre estas líneas y que ha publicado la cuenta oficial de Élite en YouTube. Y la cosa está bastante equilibrada.
[Le Bal] es una fiesta como las que nunca hemos tenido en Élite. Y mira que hemos tenido fiestas [Georgina Amorós]
"Fue agotador, porque estuvimos toda la noche rodando hasta las seis de la mañana", recuerda Martina Cariddi, la encargada de dar vida a Mencía. "Y, a pesar de estar cansados y todo el rato con coreografías y demás, yo me lo pasé super bien", añade Claudia Salas, Rebeka.
El anfitrión de Le Bal, sin embargo, se decanta por la fiesta de las toallas del primer episodio. Y también Itzan Escamilla, Samuel, cuyo personaje conseguía tener lío con Ari a pesar de que la joven fuese "el pu** Plutón". "Hacía mucho calor", recuerda Manu Ríos, Patrick.
Y por supuesto Nochevieja, como recuerda Carla Díaz, la explosión de todo.
[Nochevieja] es un poco el punto en el que explotan todos los personajes, cada uno por su lado [Carla Díaz]
Y tú, ¿con cuál te quedas?
La cuarta temporada de Élite está disponible al completo en Netflix y una quinta ya confirmada se encuentra en pleno rodaje.
