Desde 2002 Shawn Levy ha ido firmando una serie de películas cuyo éxito, o falta de él, no ha tenido nada que ver con su presencia tras la cámara. Así, la mediocre La pantera rosa, Doce en casa o las dos entregas de Noche en el museo (la primera muy divertida y dinámica) funcionan por sus actores, por su planteamiento, por su producción, mientras Levy lleva a cabo un trabajo tras la cámara cómodo y sin que apenas se note, como sucedía en sus primeras películas, Gordo mentiroso o Recién casados. Uno de tantos artesanos que hay en la comedia norteamericana. Sin embargo, en Noche loca, realizada en el boom de la nueva comedia norteamericana que, al final, quedó en la nada (porque quizá nunca existió tal resurgir del género), parecía exigir algo más de Levy. Comedia algo más adulta que las anteriores, con Steve Carell y Tina Fey como protagonistas, con un elenco de secundarios bastante imp
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