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    ¡Canta!
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    ¡Canta!

    Illumination busca nuevos talentos

    por Israel Paredes

    Tras Mascotas, ¡Canta! es la segunda producción de Illumination Entertainment, sección de animación de Universal, que se estrena este año con muy poca diferencia de tiempo. La primera lo hizo de cara al mercado veraniego, del cual sacó el mejor estreno en taquilla en Estados Unidos de una película a partir de una idea original; la segunda, claramente, viene a cubrir el mercado navideño en el que tendrá, en el terreno de la animación, poca competencia, salvo lo que consiga aguantar Vaiana en la cartelera. La naturaleza de ambas películas tiene mucho que ver con lo anterior, en tanto a que, aunque cercanas en muchos aspectos, al fin y al cabo son producciones de Illumination, aquello que las diferencia denota que ¡Canta! parece buscar un espectro de público mucho más amplio. Dirigida por Garth Jennings en su primera aproximación a la animación tras Guía del autoestopista galáctico (2005) y El hijo de Ranbow (2007), ¡Canta! cierra un muy bien año para la animación con una película con la que Illumination, sin dejar de lado lo mejor y lo peor de sus propuestas, parece querer dar un paso más.

    Si en Mascotas se retrataba la vida íntima de los animales –como indica su título original-, creándose una clara división entre el mundo humano y animales, a pesar de que estos creaban sus propios contornos, en ¡Canta!, aparecen completamente humanizados viviendo en una ciudad, que podría ser San Diego, ejerciendo una actividad reconocible y normal como la de cualquier humano.

    No hay, por tanto, deseo alguno de crear una realidad animal propia o diferencial, fantástica incluso, sino de desarrollar unos márgenes narrativos y argumentales reconocibles y que podrían, perfectamente, y con unas simples modificaciones, haber sido interpretados por humanos, tanto en animación como en imagen real. Debido a esto, y en comparación con otros títulos de Illumination, quizá sea ¡Canta! la primera en la que hay un mayor alejamiento en relación a lo fantástico, posiblemente para conseguir la empatía de un público más amplio, a lo que habría que añadir su mirada, tan condescendiente en algunos aspectos como irónico en otros, a los programas televisivos de los últimos años de concursos musicales en busca de nuevos talentos.

    Pero esa cierta zona de confort contextual de ¡Canta! permite a Jennings poner en marcha una película que presenta dos partes. Una primera más frenética y cómica, más asentada en el gag, en gran medida basada en lo físico, en lo visual antes que en lo verbal, lo cual es de agradecer dado que saca partido a las posibilidades de la animación (y del cine en su extensión); una segunda, más centrada en los números musicales y en desarrollar los elementos emocionales que durante la primera se han ido planteando, y que crea un conjunto en el que ¡Canta! apuesta por llegar al público no tanto mediante lo cómico como a través de las emociones, muy variadas, tanto por las magníficas secuencias musicales como por la conclusión de cada historia individual en cuanto a cómo sus sueños, en relación con sus vidas, acaban cumpliéndose una vez que, subidos en el escenario, demuestran su talento. Con un cromatismo marca de Illumination, y con un trabajo en la animación que si bien no muestra evolución alguna sí presenta una técnica impecable, Jennings apuesta por una narración dinámica, sin apenas tiempos muertos, marcando bien cada momento y cada transición narrativa. Hay algo acumulativo en su arranque que poco a poco va dando paso a una dosificación de información, a una clara ordenación de los elementos, algo que pone de relieve el cuidado que se ha puesto en desarrollar a cada personaje. Las voces, en versión original, de Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Seth MacFarlane, Scarlett Johansson o Taron Egerton, entre otros, aportan personalidad a sus personajes más allá de ser simples reclamos o, a quien le corresponde, ser capaces de cantar sin crear disonancias.

    ¡Canta! puede seguir en su desarrollo argumental claramente una fórmula, una plantilla,  pero lo hace con inteligencia, buscando ante todo el entretenimiento puro y duro sin  complejo alguno, apelando a un amplio espectro de público, y cerrando un año muy bueno en el terreno de la animación en el que se puede incluir la película de Jennings.

    Lo mejor: La desinhibición de sus responsables para crear un entretenimiento musical y cómico tan frenético como medido para que no acabe saturando.

    Lo peor: La previsibilidad de las situaciones.

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