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    El puente de los espías
    Críticas
    4,5
    Imprescindible
    El puente de los espías

    Atrápame (en Berlín) si puedes

    por Suso Aira

    No ha sido nada ajeno en su filmografía Steven Spielberg a la Historia, en mayúsculas, pero siempre atento a la historia, en minúsculas. El ser humano, una de las grandes y capitales preocupaciones del autor de La lista de Schindler, como protagonista absoluto. Es verdad que algunas ocasiones el mensaje, las ganas de que el mensaje llegara con fuerza, perjudicaba al trabajo del director (la farragosa Amistad o la plúmbea Lincoln), pero pienso que se trataba más de problemas de guión (esos dos eran especialmente malos) que de la capacidad de Spielberg para sacar adelante el embolado. Cuando ha sucedido lo contrario, y hablo de Munich, la cosa ya era diferente: una obra maestra durísima con uno de los planos finales/ideas/mensajes más adultos y brutales de su obra: el espía vengador fornicando en la memoria de las víctimas del 11-S neoyorquino.

    Menos radical que Munich pero igual de excelente es este El puente de los espías, reconstrucción desde la mirada moral y ética del héroe cotidiano e íntegro (el personaje de Tom Hanks bien podría ser una especie de Atticus Finch, el abogado que encarnaba Gregory Peck en Matar a un ruiseñor) del intercambio entre espías (más la torna de un estudiante norteamericano atrapado tras el muro justo cuando se levantó), el del soviético Rudolf Abel y el yanqui Francis Gary Powers (sí, un piloto abatido, pero un piloto en misión de espionaje ilegal). Steven Spielberg relata todos estos pormenores con esa gracia, ritmo y clasicismo del que ya dio pruebas en Atrápame si puedes, con toda esas escenas de suspense (y humor) con el abogado estadounidense tras el telón de acero (lo del abrigo me parece la mejor metáfora que se haya hecho jamás sobre la Guerra Fría). Y la final del puente que da título a la película es, por sí misma, un prodigio de cómo decirnos de qué va en realidad ésta: sobre la fe en el ser humano, más allá de ideologías y de guerras o enfrentamientos. Sobre la amistad y el respeto entre enemigos. Sobre la heroicidad en su verdadera y humilde dimensión. Humilde parece el trabajo de Spielberg, absolutamente clásico, pero es en esa sencillez sin alardes vacuos, en cómo filma a hombres con secretos haciendo su autorretrato frente a un espejo (o frente a las miradas acusadoras de los demás), donde El puente de los espías se convierte en una absoluta maravilla.

    A favor: El trabajo de Tom Hanks y Mark Rylance.

    En contra: que critiquen su humanismo ideológico y político.

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