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    Wish: El poder de los deseos
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Wish: El poder de los deseos

    Volver a la infancia

    por Sara Heredia

    El fenómeno Wish ha sido curioso. Disney decidió honrar sus 100 años de historia con una película de animación que rememorara los viejos tiempos al mismo tiempo que presentaba a las nuevas generaciones una protagonista lo bastante interesante como para aceptarla en los estándares modernos. Demasiadas cosas, ¿no? Este doble objetivo causó el malestar de la crítica, pero se llevó el favor del público de manera aplastante, lo que inevitablemente lleva a una reflexión: ¿la prensa especializada ha perdido su inocencia para disfrutar de las películas?

    Si algo requiere Wish para poder disfrutar de ella es llegar sin expectativas, igual que llegábamos a las películas cuando éramos niños. Si pienso un poco en esos años, miro con envidia la libertad de ver cine sin condiciones, sin estar corrompida por reseñas ajenas o por la información que me ha llegado antes de darle al 'play'. Esas noches de viernes en las que tus padres te sorprendían con una cinta de la que no sabías nada pero te tragabas igualmente. Ese es el espíritu que quiere recuperar.

    Disney confió a algunos de sus mejores profesionales la misión de rendir tributo al centenario de la compañía de Mickey Mouse. Por un lado está Chris Buck y Jennifer Lee, ambos autores de Frozen y su secuela -no hace falta que añadamos más-; por otro, Fawn Veerasunthorn, cineasta que estuvo al mando de la historia de Raya y el último dragón (2021). Un equipo de ases que han sacado adelante una película muy decente, pero que se queda corta ante su monumental curriculum.

    Wish se centra en una chica de 17 años que vive en un reino dominado por la magia del rey Magnífico. Todos los habitantes donan sus deseos al trasladarse allí y esperan pacientemente a que el rey se los cumpla. Es una historia que rompe con la tónica general de las aventuras de la compañía, principalmente por la dinámica entre los personajes. Lo realmente importante aquí no es que Asha sea una chica joven con ideas propias -de esas ya hay varias, por suerte-, sino que está apoyada por una comunidad que la quiere y, en concreto, por una reina que decide escucharla a pesar de que las consecuencias pueden ir en su contra.

    Quizás no tiene las canciones pegadizas que muchos esperaban o la solidez argumental de joyas como Encanto, pero Wish logra traer al público una sencillez y candidez que hacía tiempo que no veíamos.

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