El Hormiguero continúa recibiendo a los primeros invitados de su temporada 20, que se estrenó batiendo récords. Arturo Pérez-Reverte visitó el programa de Pablo Motos este miércoles 3 de septiembre para presentar Misión en París, su nuevo libro que se publicó ayer mismo y que es muy especial. 14 años después de su última publicación sobre el Capitán Alatriste, el escritor vuelve a lanzar una novela sobre el famoso personaje.
Como ya ocurrió el año pasado, la visita de Pérez-Reverte a El Hormiguero suscitó un gran interés entre la audiencia. Y sus datos lo demuestran. El programa de Antena 3 arrasó en el 'access prime time' al anotar un 21% de cuota de pantalla y 2.248.000 espectadores. Eso sí, no llegó a los 2.708.000 televidentes (19,2%) que siguieron la última visita del escritor al exitoso formato.
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Pérez-Reverte habló sobre el proceso de reencontrarse con el famoso personaje después de tanto tiempo y explicó las claves de la nueva entrega. Sin embargo, Motos ya le advirtió nada más entrar en el plató que hablarían de más temas. "Me gustaría que hablásemos de los temas delicados que hay encima de la mesa en España", cambió de tema Motos a mitad de la entrevista.
El presentador decidió empezar "por uno gordo, la inmigración". "Mientras unos hablan de racismo, otros hablan de inseguridad...", comentó el valenciano. Ante esta comprometida cuestión, Pérez-Reverte frenó al presentador para intentar omitir el tema. "Yo he venido a hablar de mi libro aquí", señaló el escritor.
"Es que es un tema muy complicado por el que nadie quiere pasar, entonces...", insistió Motos, por lo que el invitado acabó hablando de ello a pesar de no querer pasar por ello. "Que conste que yo soy un particular, no soy político ni sociólogo ni nada, soy un tipo que cuenta historias y doy mi opinión como todos, puede estar equivocada o no pero es la mía y me la acabas de preguntar en público, lo cual es una cabronada", comenzó Pérez-Reverte.
El invitado comentó que "los queremos trabajando pero cuando no trabajan que desaparezcan, en las horas libres no queremos verlos". "Hay una emigración legal, necesaria, porque nadie quiere hacer ciertas cosas y alguien tiene que hacer eso. Hay empresarios que se benefician mucho de esa mano de obra legal o ilegal", explicó.
"Luego hay una inmigración ilegal que está invadiendo Europa... Joder, me has metido en un jardín de cojones tío", le recriminó el invitado. "La inmigración ilegal es inevitable, todos los imperios acaban siendo invadidos por bárbaros, entre comillas, bárbaros históricos, como les llamaban en Roma. Es un fenómeno inevitable y no se puede parar, Europa tiene sus propias contradicciones, no podemos aplaudirlos y al mismo tiempo no querer que nos molesten", sentenció.