Cuando Steven Spielberg aceptó rodar En busca del arca perdida, George Lucas le advirtió que entonces tendría que dirigir una trilogía porque tenía tres historias en mente. Para sorpresa del director, no las tenía y se las tuvieron que ir inventando por el camino. El alma de trilero de Lucas hizo que Indiana Jones y el templo maldito saliera a la luz, una segunda parte que muchos califican como la peor de la trilogía original pero que, como poco, tiene el inicio más potente posible.
El templo del gazapo
Esta es una película rara de la saga, pero iba a ser aún más rara. Y es que originalmente, Indy iría en moto por la Gran Muralla China y se encontraría después en un mundo habitado por dinosaurios. Pero cuando China les prohibió rodar allí, tuvieron que cambiarlo todo y así surgió la idea de esta secuencia inicial fabulosa que, eso sí, no está exenta de errores.
Fijaos en la banda de música que está tocando mientras Indy busca el antídoto a la bebida envenenada que acaba de tomar. Esquiva hachas gracias a una pequeña estatua y, para defenderse, coge el cimbal de la batería del grupo y se lo lanza a los enemigos. Con un pequeño giro: la orquesta desaparece de un plano a otro exactamente en el minuto 9:38. Los poderes de Indiana Jones son muchos, pero la desaparición de una orquesta parece demasiado hasta para él.
Con Indiana Jones y el dial del destino sufriendo en taquilla para convertirse en un éxito (todo parece indicar que no lo será), es bonito recordar tiempos mejores, cuando el arqueólogo más famoso del mundo podía hacer películas por solo 28 millones de dólares y recaudar más de 300. Eso sí que era toda una aventura.