Hay pocas cosas que pongan a toda la humanidad de acuerdo y una de ellas es que Disney está, de una forma u otra, presente en nuestras vidas desde siempre. Es imposible acordarte de la primera vez que viste una película de animación del estudio. No hay recuerdo. Simplemente no existe. Está difuminado porque siempre ha estado ahí. Es como pedirle a alguien que te cuente la primera vez que descubrió que hay nubes en el cielo.
Da igual cuántos años vayas sumando, la Casa de Mickey Mouse va a estar tremendamente ligada a ti desde que viste Aladdín hasta ahora. Y vas a recibir cada estreno de una de sus películas con emoción y curiosidad, aunque diluidas ya por el paso de los años. Y, como en toda relación tan estrecha y longeva, vas a esperar, sobre todas las cosas, que no te decepcione. Disney, por norma general, siempre cumple, pero conmigo no lo consiguió con la que la gran mayoría consideró la mejor película de animación de 2021: Encanto.
La historia de la familia Madrigal es entretenida, colorida, divertida y emotiva. Vamos, la fórmula ganadora de los proyectos del estudio. Y, de nuevo, pese a ser un adulto, puedes seguir viendo reflejos de ti mismo en sus personajes y sus tramas. Pero mientras todo el mundo estaba viviendo Encanto con gran jolgorio y devoción, a mí me pareció una nadería. No me dijo absolutamente nada y me irritaron bastante la familia protagonista y sus relaciones. Y no me hagáis ponerme hablar de su protagonista Mirabel o de la abuela porque no quiero desviarme de lo que de verdad importa.
"Nuestro público es todo el mundo y queríamos que pudiera verse reflejado': 'Mundo extraño' hace historia como la primera película de Disney con una pareja adolescente gayEncanto me provocó lo mismo que mirar a una pared durante una hora y 43 minutos, pero he hecho las paces con Disney con su nueva película Mundo extraño. El filme, dirigido por Don Hall y Qui Nguyen, me ha enamorado y me ha parecido una de las cosas más originales que ha hecho el estudio desde hace mucho tiempo. Donde Encanto no supuso respuesta alguna en mi sistema nervioso, con Mundo extraño he tenido la misma reacción que la del niño que prueba el helado por primera vez. Mundo extraño me ha ofrecido originalidad, frescura y, haciendo honor a su título, una deliciosa extrañeza.
Walt Disney Studios
La nueva película de animación de Disney sigue a Searcher Clade, el hijo del mayor explorador de todos los tiempos. Lo normal sería que el protagonista siguiese los pasos de su padre, pero a él le van más las plantas. Mientras su progenitor consiguió el éxito y la fama adentrándose en peligrosos y nuevos lugares, Searcher lo hace como granjero. Hasta que una amenaza puede destruir su hogar. Es entonces cuando el protagonista debe aventurarse junto a su familia y equipo en uno de los lugares más inusuales jamás vistos.
Mundo extraño habla de las relaciones familiares -otra vez, sí- pero lo hace con el legado y las expectativas como centro y de una forma interesante. Hay aventura. Y de la de verdad: a lo Indiana Jones. Sus personajes son fantásticos, divertidos y tiernos. Las criaturas que pueblan la película son lo más. Pero, es que, además de todo esto, el mensaje del filme y su gran revelación final hablan sobre un tema tremendamente importante que nos afecta a todos. ¿Lo mejor? Que lo hace de una forma tan sutil que no se le puede describir de otra forma que no sea con el adjetivo elegante.
Que sí, que yo también estuve tarareando día y noche 'We Don’t Talk About Bruno', pero porque, no nos engañemos, es igual de pegadiza que el 'Dancing Queen' de ABBA. La música de Encanto es una locura. No lo voy a negar. Pero, ¿la película? Borrada de mi mente unos meses después de su estreno. De Mundo extraño, en cambio, voy a acordarme mucho. Es el filme que me hubiese encantado disfrutar cuando era una niña y dedicaba mis tardes a ver una película de Disney, rebobinar el VHS una vez terminada y volver a pegar los ojos a la pantalla para verla de nuevo como si fuese la primera vez.
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