Carlota Pereda llevó el 'slasher' a Jarandilla de la Vera, Cáceres, con Cerdita, una película tan peculiar que llegó a asombrar a Edgar Wright -el de Zombies Party (2004), Arma fatal (2007) y Bienvenidos al fin del mundo (2013)-. Ahora vuelve con La ermita, una cinta también de terror pero desde lo sobrenatural y todo un homenaje al fantaterror español de entre los 60 y 70. Sitges, desde luego, es el festival adecuado donde presentarla.
La ermita es una de esas películas que, si se ven con los ojos adecuados, están llamadas a ser una cinta de culto dentro del cine español.
La ermita se centra en Emma, una niña que vive en un pueblo donde se celebra una festividad en conmemoración de aquellas personas que murieron a causa de la peste y eran internadas en una ermita local para no contagiar a sus vecinos. La madre de la niña tiene cáncer y está hospitalizada, por lo que una ancina medium amiga de la familia se encarga de su cuidado. Sin embargo, la anciana fallece y tiene que volver al pueblo Carol, la hija de la medium que se dedica a engañar a gente con falsas predicciones y sesiones de espiritismo. Entre ambas se creará un gran vínculo y la pequeña le pedirá que la ayude ya que dice comunicarse con el espíritu de una niña que lleva siglos encerrado en esa ermita.
Por momentos recuerda mucho al movimiento del fantaterror español de entre los 60 y 70, liderado por nombres como Jess Franco, Amando de Ossorio o Paul Naschy. Es importante tener esto en cuenta porque si no -y por eso decimos que hay verla con los ojos adecuados- podría parecer que Pereda nos está tomando el pelo. Nada de eso. Hay momentos tan ridículos que son maravillosos. La directora consigue dar la vuelta a la tortilla y hacer algo muy sorprendente.
Toda esa imaginería de los médicos de la peste y los espíritus atormentados que habitan dentro de la ermita hace recordar a cintas como La noche del terror ciego (1972) o No profanar el sueño de los muertos (1974). Yo, que soy fiel fan de la serie B española como Tuno negro (2001) o El arte de morir (2000), la he disfrutado muchísimo, pero creo que es un cambio importante después de Cerdita y va a dejar a muchos ojipláticos.
Un único fallo: la subtrama dramática con la madre enferma de cáncer terminal. Saca al espectador de ese tono de cine de género gozoso para tratar de incomodarle. Aún así, es un placer ver a Maia Zaitegi interpretando a la pequeña Emma. Transmite tanta candidez, ternura y sobrecogimiento que es imposible no empatizar con ella. Apuntad su nombre porque ya suena en las quinielas como nominada a actriz revelación en los Goya. También hay que destacar a Belén Rueda, que ha vuelto con fuerza al cine fantástico. Hay que recordar que Belén Rueda es la protagonista de algunas de las cintas de género españolas más taquilleras como Los ojos de Julia (2010), El cuerpo (2012) o la maravillosa El Orfanato (2007).