
Siempre ha sido una de las películas más queridas por sus fans y, con el paso del tiempo, El club de la lucha de David Fincher se ha convertido en una película de culto pese a no haber comenzado con demasiado buen pie: críticas polarizadas, la desconfianza del propio estudio y una recaudación por detrás de las expectativas en su paso por las salas de cine. Estrenada en 1999 y protagonizada por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter, El club de la lucha tiene ahora el honor de ser considerada una de las mejores películas de los años 90.
Con una media de 4,3 sobre 5 por parte de los lectores de SensaCine, la cinta es, en opinión del público -en Rotten Tomatoes es la mejor puntuada con una nota perfecta por parte de la audiencia- la mejor realizada por el director. Sin embargo, "el resultado, no pudo levantar más ampollas", como recordaba la crítica de 4 estrellas firmada por Virginia Montes para SensaCine. "Una película excesiva, en la que late la violencia y que no es otra cosa que un canto de liberación desesperado en contra de la alienación del ser humano dentro de la sociedad de consumo. Ambigua, repleta de una textura a medio camino entre el sueño y una realidad esquizoide, El club de la lucha se erige como una hiriente metáfora en torno a un mundo que necesita rebelarse en contra de la represión y alcanzar la libertad por medio de la violencia. Controvertido mensaje por el que el director fue acusado de realizar una película de connotaciones fascistas".

Con El club de la lucha, Fincher se confirmó "como uno de los cineastas más arriesgados del cine actual", pero por el camino se llevó un palo por parte del también director Paul Thomas Anderson que estuvo bastante fuera de tono.
Paul Thomas Anderson, que ese mismo año había estrenado Magnolia, se indignó muchísimo con la película de David Fincher. En concreto con cómo comienza la historia, con el narrador, Edward Norton, visitando, entre otros, un grupo de apoyo de cáncer testicular pese a no padecer la enfermedad para conseguir una especie de terapia con la que afrontar una vida que no le satisface.
Según contó Anderson en una entrevista en el año 2000 con Rolling Stone, a partir de ese momento dejo de verla:
Vi 30 minutos solo porque nuestro tráiler se reproducía antes. Y me encantaría seguir criticando la película pero voy a fingir que no la he visto. Es simplemente insoportable. Le deseo a David Fincher cáncer testicular, por todas sus bromas sobre ello, le deseo puto cáncer testicular
El contexto de la salida de tono de Anderson es que tuvo un familiar que había fallecido a consecuencia de este cáncer y la forma en que Fincher abordó esa parte de la historia no le hizo ninguna gracia.
La respuesta de Fincher no llegaría hasta 22 años después, cuando, también para Rolling Stone con motivo del estreno de Mank en Netflix, dijo comprender de dónde venía la ira de Anderson: "He sufrido lo que es el cáncer en alguien a quien quiero y puedo entender si alguien pensó... No creo que estuviésemos riéndonos de los supervivientes del cáncer ni de sus víctimas. Pensé que lo que hacía Chuck [Palahniuk, en cuyo libro se basó la película] era hablar de un entorno terapéutico en el que podría haber infiltrados o abusos. Estábamos hablando de vampirismo empático".
"El cáncer es duro", continuó. "Es una cosa horrible. En cuanto a la cita de Paul, la entiendo. Si estás en un duro estado emocional y acabas de pasar por algo importante... Mi padre murió y ciertamente me hizo sentir diferente sobre la muerte y subir. Y a mi padre probablemente le gustó menos El club de la lucha de lo que le gustó a Paul".