Llegó la tormenta y arrasó con todo. No sé qué pensarán los más veteranos pero yo es la primera vez que vivo algo así en Cannes: una tromba de agua acompañada de un fuerte viento sacudió ayer las largas colas de acceso al Palais Debussy donde íbamos a ver la última película de Abbas Kiarostami, 'Like Someone In Love' (la mejor película vista en el festival: pero a eso voy en breve). Por alguna extraña razón los accesos a la sala no se abrieron, lo que hacía que la gente, calada hasta los huesos y con los pies metidos en crecientes charcos, fuera enfureciendo por momentos. Los paraguas comprados en el Todo a euro se doblaban sobre sí mismos, una mujer estaba metida toda ella dentro de una gran bolsa de plástico a la que le había hecho agujeros para ver y respirar, los periodistas se apretujaban debajo de los paraguas que aún resistían a la intemperie. Así cuando abrieron las puertas el caos se hizo presente: carreras, codazos, pisotones, alguna caída. Dejando como guinda el hecho de que, al ser Kiarostami uno de los platos fuertes del certamen, el exceso de público hiciera que mucha gente se quedará en la calle sin poder entrar, bajo el aguacero interminable y tras más de una hora de cola. A ellos ni siquiera les quedaba el consuelo de la épica.
La lluvia también caló la alfombra roja de Michael Haneke e Isabelle Huppert
Y ahora a ver si puedo explicar porqué 'Like Someone In Love' es, por el momento, lo mejor de esta esquiva edición de Cannes y, probablemente, la mejor película del iraní Abbas Kiarostami desde 'El sabor de las cerezas (Ta'm e guilass)' (ganadora de la Palma de Oro en el año 1997). Quizás un buen punto de partida sea el hecho de recordar que ahora hace dos años prácticamente detesté 'Copia certificada (Copie conforme)' quien, pese a sus indudables aciertos estilísticos y narrativos, me pareció una obra que poseía muchos de esos tics que la vieja guardia cinéfila identifica con el gran cine europeo de autor: pesadez, intelectualidad, seriedad, verborrea, etc… La crítica se hartó de citar a Rossellini cuando, en el fondo, hay mucho más del autor de 'Te querré siempre (Viaggio in Italia)' en 'Close up (Nemaye Nazdik)', por ejemplo, que en 'Copia certificada (Copie conforme)'. Pues bien, el primer gran acierto de esta nueva película rodada en Tokyo e interpretada por actores japoneses, es precisamente ese despojamiento referencial que le evita ponerse solemne y discursivo (lo contrario que el Haneke de 'Amour'). En 'Like Someone In Love' –el título está sacado del standard del jazz compuesto Jimmy Van Heusen y Johnny Burke que en la película suena cantado por Ella Fitzgerald- Kiarostami sólo hace de Kiarostami, depurando todo lo aprendido hasta ahora en su carrera para levantar una obra de tal belleza y simplicidad que hace parecer antiguas todas las películas vistas hasta ahora en Cannes. El argumento parte de una base bien anodina: una "call girl" visita a un profesor ya mayor que ha contratado sus servicios. A partir de ahí en un arco temporal que no abarca ni veinticuatro horas, la película se sucede a partir de charlas, las hay intrascendentes y las hay totémicas, de viajes en coche o, simplemente, escuchando mensajes en buzones de voz (ovación). Pero lo mejor de todo es cómo lo cuenta Kiarostami, dando una auténtica lección de cómo hacer y leer el cine, porque lo más importante de todo esto es que el visionado de 'Like Someone In Love' es una auténtica fiesta, de hecho, es tan brillante que ni siquiera necesita un nudo dramático sobre el que desarrollarse. Es importante remarcar que esta no es una película de tesis, ni siquiera de aprendizaje, 'Like Someone In Love' es el resultado de años de experimentación, de prueba y error, alcanzando una simplicidad que en esencia es la misma que definieron Yasujiro Ozu y John Ford, el David Lean de 'Breve Encuentro (Brief Encounter)' y el Richard Linklater de 'Antes del atardecer (Before Sunset)'. Kiarostami emociona como en sus grandes películas de los noventa, sólo que ahora ya ni siquiera le hace falta emplear planos largos, diálogos circulares y estructuras en bucle. Simplemente hace cine como si él lo hubiera inventado.
Like Someone In Love
Es increíble, inconcebible, que un cineasta de la talla, el talento y la importancia del coreano Hong Sang-soo siga siendo un desconocido para el público español más mayoritario. Aunque solo fuera por películas como 'Woman on the beach', 'Woman is the future of man', 'Oki’s movie' o 'The day he arrives', podríamos asegurar que estamos delante de uno de los autores más importantes de la historia reciente del cine, aunque la prensa siga colgándole con insistencia el sobrenombre del "Rohmer coreano". Un epítome que igual funcionaba hace diez años pero que a día de hoy no tiene ningún sentido (al margen de que el cine de Hong es mucho más divertido que el del autor de 'La inglesa y el duque (L' Anglaise et le Duc)'), puesto que la obra del coreano no necesita de engorrosos referentes cinéfilos. Sus películas son entes contiguos pero independientes, películas que abordan todas la misma temática -las relaciones hombre-mujer- pero siempre adquiriendo un prisma diferente en cada aproximación, por buscar un símil musical sería como si fueran variaciones instrumentales de una misma (y sublime) obra, como si cada una de ellas tratara de atrapar esa esencia final que, a la postre, siempre queda esquiva y sesgada, o lo que es lo mismo, mucho más rica en su independencia. En ese aspecto la película que compite en Sección Oficial este año, 'In another country (Da-Reun Na-Ra-e-Suh)', sería una perfecta metonimia de los rasgos que conforman su obra: una película que cuenta una misma historia por triplicado, con los mismos personajes y paisajes, variando mínima pero sensiblemente los contingentes de la narración. Así con Isabelle Huppert como vehículo principal de la obra, la película gira sobre sí misma tres veces seguidas –la repetición es una de las principales armas estéticas en la obra de Hong-, dando como resultado una película que se repliega sobre sí misma expandiéndose, demostrando que con los más mínimos elementos –mujer, playa, faro, socorrista- se puede realizar toda una ópera de las emociones. Brillante.
Hong Sangsoo e Isabelle Huppert
In another country
Cerramos con lo nuevo de Alain Resnais 'Vous n'avez encore rien vu' (gran título: "Aún no habéis visto nada"), donde el veterano cineasta (90 años) parece decir un adiós definitivo al cine de una forma bastante similar a lo realizado por Eric Rohmer en 'El romance de Astrea y Celadón (Les Amours d'Astrée et de Céladon)'. En la película de Resnais presentada en la Sección Oficial competitiva un grupo de actores que se interpretan a sí mismos –la troupe Resnais: Sabine Azéma, Lambert Wilson, Michel Piccoli, Mathieu Amalric, Anne Consigny…- son reunidos por un autor teatral para que interpreten por última vez su particular versión de "Eurydice". El resultado es una obra intertextual que combina cine y teatro, abstracción y modernidad, Bertol Brecht y el romance artúrico. Es decir, un peñazo de cuidado sólo soportable si se entiende –además de cómo la última película del maestro creador de 'Hiroshima, mon amour (Hiroshima mon amour)'- como un homenaje a la arte de la interpretación y a los actores en sí mismos. Siempre será remarcable, claro, como Resnais hasta en el último momento ha sido un creador audaz, libre y, por momentos, ciertamente genial.
Música de fondo: Ella Fitzgerald
Alejandro G.Calvo
+ Todas las crónicas de Cannes 2012 by Alejandro G. Calvo
Día 1: Wes Anderson abre Cannes con 'Moonrise Kingdom'
Día 2: Jacques Audiard y Marion Cotillard se ahogan con 'Rust and bone'
Día 3: Vuelve el mejor Michel Gondry con 'The we and the I'
Día 4: Conmoción en Cannes por el desnudo de Jessica Chastain en 'Lawless'
Día 5: Michael Haneke y su canto a la vida en 'Amour'
Día 6: Trío de ases: Abbas Kiarostami, Hong Sangsoo y Alain Resnais
Día 7: La reinvención del noir en tiempos de crisis por Andrew Dominik y Brad Pitt
Día 8: De la corrección de Walter Salles ('On the road') a la locura de Leos Carax ('Holy motors')