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    Qué fue de Imanol Arias: de dormir en el metro, a querer dejar 'Cuéntame' y quedarse sin posesiones con 60 años

    Es el padre de España y, aunque todos le vemos como un actor exitoso, él asegura que su vida ha sido un "fracaso".

    Imanol Arias, o mejor dicho, Antonio Alcántara, es el padre y abuelo de España. Su papel en Cuéntame le ha abierto las puertas de todas las casas del país, lo que le ha traído cosas buenas y malas, como explica el propio actor. Desde fuera, todos señalaríamos la vida de Arias como una de las buenas. Es uno de los actores mejor valorados de nuestro país y lleva décadas acumulando éxitos. Él, sin embargo no lo ve tan claro. Detrás de su porte elegante y carisma se encuentran fracasos económicos, días sin poder pagarse una habitación, obligaciones contractuales y polémicas sonadas.

    Nació en 1956 en Riaño (León), pero se mudó a Ermua poco después, donde pasó su infancia y juventud. El actor se considera vasco y es un ferviente seguidor del Athletic Club. Vivió la época más dura del País Vasco y, tras ver Patria, se siente identificado con lo que cuenta. “Yo pertenecí durante mi adolescencia a esa gente que miraba para el otro lado, no me metía en nada y tampoco discutía en absoluto. En mis reflexiones posteriores he llegado a recordar frases mías como 'que se joda, algo habrá hecho”, confiesa en El Plural. Años después, con una situación mejor, el actor se emocionó recordando lo que habían pasado: "el día que esta calma sea una constante volveremos a ser una de las tierras más increíbles del mundo".

    Imanol comenzó a estudiar la carrera de maestría industrial en electrónica en Éibar, pero lo abandonó para seguir su vocación de actor. Así comenzó a trabajar con varias compañías de teatro independiente en el País Vasco. Convencido de que su destino estaba en la interpretación, se mudó a Madrid en 1975. Fue una época de apuros económicos y alguna noche se vio obligado a dormir en el metro.

    "Ganaba 240 pesetas como figurante en el Teatro de la Zarzuela, lo justo para vivir; entre el Ducados, las dos comidas y la pensión, no tenía para transporte. Si no podía dormir con algún compañero, lo más fácil era salir del teatro, comer un bocadillo de pan y foie gras, pasear y, a las tres de la mañana, meterme en el calor de la boca del metro. A las siete me duchaba en la Escuela de Interpretación y bajaba al bar, donde me regalaban el café. Mis compañeros pensaban que era un pijo que madrugaba", recuerda el actor en una entrevista.

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    A partir de 1976 su suerte cambia y empieza a encadenar papeles. Gracias a Juan Diego consigue un personaje con frase en las obras de teatro La vida es sueño y Los cuernos de don Friolera. Poco después siguió trabajando en el Centro Dramático Nacional y en 1982 le cae su primera experiencia cinematográfica como protagonista de Cecilia. En los 80 varios papeles le harían conocido. La serie Anillos de oro, personajes tan controvertidos en su momento como el de La muerte de Mikel -donde da vida a un homosexual en el movimiento independentista vasco- o títulos populares como El Lute. Desde entonces, su carrera no paró de sumir hasta convertirle en el conocido actor que es hoy.

    Pero no ha sido un camino fácil ni libre de problemas. Cuando fichó por Cuéntame, estaba arruinado. "No tuve suerte con una inversión empresarial que realicé. Así que económicamente me vino muy bien Cuéntame: un papel protagonista, 20 capítulos al año…”, cuenta en ICON. Ese papel que cogió por necesidad le metió en los hogares de toda España. Lo fue todo. Le dio éxito, dinero, pero también una enorme carga y ha querido dejarlo hasta en cuatro ocasiones. “Llevo veinte años en Cuéntame y eso me ha apartado de otros proyectos artísticos, tengo un vacío artístico de veinte años. Me lo dio todo, el éxito y el dinero, pero también me trajo mucha controversia, no supe gestionar lo que gané y me puede llevar a un conflicto", cuenta Arias para El Plural.

    Ese conflicto del que habla es su aireado problema con Hacienda. "Nunca pensé que las cosas se estaban haciendo mal. Y acepto que, al hacerlas mal, tenga que reponer. Esa es la lección aprendida: no tienes que descuidar las cosas", reflexiona en ICON. Para solucionar el delito de fraude ha tenido que pagar 5 millones de euros, algo que ha conseguido sin dejar de trabajar y vendiendo todo lo que tenía. Dice no tener vivienda propia y se siente en deuda con su país. En una entrevista en Buenos Aires aseguraba que en España no podía "hablar de esto. No debo, ni quiero, entrar en conflictos en mi país".

    Quién diría que, para Imanol Arias, su vida ha sido un fracaso. “Mi vida ha ido de fracaso en fracaso, que es no llegar a la puntuación media mínima. Lo que hay que hacer es digerir el fracaso muy rápido, no ir de tragedia en tragedia, ser exigente, pero no de una manera doliente”. Quizás hable de los dos divorcios, de su investigación judicial o de haberse quedado sin posesiones a sus 60 años. En 2016, cuando se destapó todo, Arias se dio cuenta de que necesitaba un cambio y empezó a meditar. "Desde entonces soy otro Imanol. Ni mejor ni peor. Más parecido a lo que quiero ser, con el dolor de que no lo consigo del todo. Es un camino largo. Para mí el ayer no tiene ninguna importancia, ni el mañana. Me preocupa el hoy", cuenta a El País.

    Puedes disfrutar de uno de sus mejores papeles en Tiempo de silencio. Esta noche en La 2 a partir de las 22h.

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