Para muchos Piratas del Caribe será siempre Johnny Depp y su personaje de Jack Sparrow. Y, en cierto modo, la franquicia empezaba y terminaba en el actor, o al menos en sus designios. Su poder de decisión en las películas de Disney era tan importante que podía cambiar elementos importantes de las películas a su voluntad.
Fue en el caso de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, la quinta entrega de la saga de piratas, donde demandó un cambio muy significativo en relación al villano. En un principio, Jack Sparrow se iba a enfrentar a una mujer en la película, pero Depp intervino para cambiar eso y que el antagonista, interpretado finalmente por Javier Bardem, fuese masculino.
Este cambio en la producción ha sido revelado recientemente por Terry Rossio, responsable del guión en las cuatro películas anteriores de Piratas del Caribe y en un principio guionista para esta última, hasta que fue reemplazado por Jeff Nathanson. Rossio explica por qué se exigieron los cambios y reflexionó al respecto.
Mi versión de La Venganza de Salazar fue descartada porque presentaba un villano femenino, y a Johnny Depp le preocupaba que fuera redundante con Sombras tenebrosas, que también presentaba un villano femenino. Por supuesto, también existe la posibilidad de que todos esos guiones fuesen simplemente un asco. Pero, por lo general, cuando vuelvo a leer un guión que no se produjo, se sostiene, a menudo mejor que la película que finalmente se produjo. A veces basta una sola decisión de una sola persona, a menudo un simple capricho, para destruir años de creación de historias y de construcción del mundo.
La propuesta de Rossio fue descartada, pero la demora en la producción fue tan grande que Piratas del Caribe: La venganza de Salazar se acabó estrenando cinco años después de la mencionada Sombras tenebrosas (Dark Shadows), y entre medias Depp estreno otras películas, así que el cambio exigido ya no tenía realmente tanto sentido. Igual hubo más motivos detrás de la decisión, como suele suceder en estos casos, pero en cualquier caso suena, en efecto, a un simple capricho.
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